Querida Soledad,

Querida Soledad,

¿Qué tal por esas tierras de nadie? Yo por aquí... bueno... tú ya sabes mejor que yo.

No sé como empezar... quizás siendo directa y sincera. Te escribo para pedirte un favor: no me busques, no me sigas, no me llames... Cuando no te necesite, déjame simplemente en paz.

Sé que es un poco feo por mi parte, pues siempre que te he necesitado, no importa la hora ni el lugar, siempre estás ahí. Pero ya sabes que nuestra relación es un poco complicada...

Últimamente no te necesito y, sin embargo, siento tu presencia en cada esquina. A veces al girarme he visto tu sombra, a veces te oigo andar en calcetines y de puntillas para intentar no hacer ruido, a veces he visto tu estela corriendo en busca de un escondite para que yo no te vea, e incluso he llegado a oir tu risita delatadora. Pero, a pesar de todo, te siento inevitablemente.

Querida Soledad, sabes que me encanta compartir un copa de vino contigo... Querida Soledad, sabes que adoro perdernos por la ciudad y descubrir rincones nuevos...

Pero, por favor, no vengas sin avisar. No aparezcas si yo no te he llamado primero. Porque tienes un poder perjudicialmente irresistible que a la larga me hace mal... 

Si te parece, hoy voy a dejar la puerta abierta, si mañana al despertar veo que está cerrada, sabré que te habrás ido, y que en el fondo, me has entendido.Eso sí, no te olvides de darme un beso al marcharte... Aunque te pida que te alejes, no puedo vivir sin ti. 

No te preocupes, esto no es un adiós. No voy a desaparecer. Sabes de sobra que te llamaré cada mes, puntual... suplicándote que me consueles... Pero entiende que necesite mi espacio para compartir... 

Hasta pronto.

Siempre Tuya,

Yo.