Y Berlín llegó a su fin.
Sin darme cuenta, el ciclo ha terminado tal como empezó. Con las primeras nieves de invierno. Con los pies fríos. Con leotardos y camiseta térmicos, baños de sales y tés. Con dificultades en el trabajo. Regresando a los mismos lugares que visité cuando llegué, lo que ahora no para conocerlos sino para despedirme; aunque a veces, incluso de forma ¡totalmente aleatoria y azarosa! Haciendo terapias de soledad y de compañía. Recibiendo llamadas inesperadas de personas que me acompañaron en mis inicios. Reflexionando, recordando, y olvidando también, para evitar sobrepesos.
Porque "todo principo tiene un final", o como dice un dicho alemán de Colonia: "todo principio tiene un final, sólo la salchica tiene dos"!! jajajaja. Y aunque cierto, me gusta más todavía lo que un amigo me dijo: "todo final, también tiene un principio". A eso vamos ahora...
Porque "todo principo tiene un final", o como dice un dicho alemán de Colonia: "todo principio tiene un final, sólo la salchica tiene dos"!! jajajaja. Y aunque cierto, me gusta más todavía lo que un amigo me dijo: "todo final, también tiene un principio". A eso vamos ahora...
Así que para cerrar esta etapa estoy masticando esta experiencia con calma, empaquetando la ciudad cuidadosamente y buscándole un hueco en mi corazón. Porque Berlín es como esas bolas de navidad, cuando la agitas sale todo su encanto, pero hay que tener cuidado para que no se rompa, y no te dañe con el cristal.
Mi corazón ya está empaquetado, empecemos ahora con lo material... bf!