Y la experiencia llega a su fin...
¡De vuelta a casa!
19 de diciembre: Berlin -Madrid (07.25-10.50h) - por EasyJet.
21 de diciembre: Madrid - LPA (12.50-14.50h) - por Ryanair.

29 de mayo de 2012

Contrastes

El cielo grisáceo augura tormenta. Con su viento huracanado cambia los semblantes, y con una bofetada de esa brisa heladora propia del invierno, transforma las facciones faciales en un rictus agrio que sabe naranja amarga. 

Un remolino de nieve se amontona en las cabezas secas por el frio y se transforma en unos gorritos de suave pelaje blanco. Y las hojas de otoño se arremolinan entre las piernas de las señoras, le trepan por los tobillos y se convierten en pesadas faldas de pana que las tapan por completo. 

El frío no sólo hiela los huesos, atrapa los corazones y convierte los sentimientos en cubitos de hielo, que se acompañan con tragos de whisky cada noche, sólo o acompañado, para intentar derretirlos un poco. Craso fracaso. 
Las palabras afiladas por el mal humor se desbordan por las bocas junto con ese típico vaho moribundo. Se tropiezan torpes por unos labios resecos y agrietados por los grados bajo cero que sufren las almas.

Estos caracoles se esconden a cualquier oportunidad en su caparazón de acero. Lentos, se calientan a la luz de las velas. Desde fuera todas esas casitas parecen brillar destelleantes. ¿Es cierto, o una ilusión del desierto? Cuando uno intenta alargar los dedos para alcanzar esa luz, se desvanece y el calor desaparece como el humo... como una ráfaga de viento que apaga la llama de una vela de un sólo soplido.

El aire cálido de principios de verano empieza por secar las lágrimas. 

El sol derrite las ropas que sobran de más, broncea esas pieles de leche que piden a gritos un poco de color para poder ser lucidas sin pudor. 

Y asi las muchachas tampoco necesitarán de polvos para sonrojarse o ruborizarse, pues el Lorenzo de las tardes de verano, conseguirá sacarles los colores. 

Los dedos de los pies, pintados con uñas de rojo provocativo, de blanco discreto o de amarillo chillón, se desatan intrépidos, y se revuelcan llenos de gozo entre la hierba frondosa. 

Calima que provoca un ligero cosquilleo por entre las ropas mientras los granos de arena recorren divertidos cada palmo de piel. 

Un cielo azul de cuento despierta cada mañana a los perezosos que se han dado una ducha de sudor entre las horas pegajosamente nocturnas. 

Los rayos de sol iluminan las caras y despiertan sonrisas escondidas bajo la escarcha. 

Con los primeros rayos estas lagartijas empiezan a desperezarse. Y con paso lento pero constante se deslizan por entre la hierba, y la tierra, y lamen las calles con esos cacharros de dos ruedas. Con un ritmo latino de quietud y pachorrismo se mueven como la brisa suave que inunda el aire de olor a barbacoa, crema solar, cerveza y porros. Y todos patas arriba, desnudos, dejan que su cuerpo se queme a la brasa. 

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho sobre todo la primera parte, la del frío, quizas porque con 32 grados me apetecerá un poco mas el fresquito ;-)

    Me encantan estas descripciones...

    Kss

    ResponderEliminar