No gente. "No Habemus Casa". Todavía no. Sigo en busca y captura de un techo que me inspire. Pero "parece" que esta vez no tengo tanta suerte como cuando llegué, que fue llegar y besar el santo en tres días! Ahora vivo en mis propias carnes los rumores que navegan por la red y la leyenda que rula de boca en boca sobre lo difícil que es buscar un piso vs. cuarto en Berlin. Será porque llega el verano... será porque todos los alemanes que se refugiaron durante el invierno en otros países más calidos regresan... será porque todos los inmigrantes deciden aterrizar en los meses en que esta ciudad hierve... Será, será... El caso, que aquí seguimos mandando solicitudes para ver pisos como si del trabajo de mi vida se tratase y gastando horas en recorrer medio Berlín en busca de un techo con encanto. ¿Impaciente? Eso siempre. ¿Demasiado exigente? Después del cuarto que tengo ahora, por supuesto. Al final me quedo donde estoy hasta finales de mayo y "me mudo" a principios de junio. Mientras el tiempo corre "tic, tac - tic, tac...".
Por lo menos, mientras, recabo historias curiosas y divertidas de lo que se cuece entre las paredes berlinesas.
1. ¡Primera cita! Yuhu! Con paso seguro y la chulería de pensar que la suerte me acompaña, voy imaginándome que voy a encontrar el piso de mi vida a unos minutos de mi casa, que el piso será precioso, mi cuarto enorme y barato, y mi compañera encantadora. Lo único cierto resultó ser lo último.
Con todas las indicaciones apuntadas me decido a timbrar, pero alguien detrás de la verja se adelanta y me llama por mi nombre. "Justo estaba bajando la basura", me dice en inglés. Una americana entre rubia y pelirroja, con ojos espabilados y cara de buena gente. Mientras nos presentamos subimos cuatro pisos a media luz. "Esta es la cocina... Aquí está el baño... este es X y este es Y (sus gatos)... Y este sería tu cuarto". Un cuarto con suelo de madera, sin amueblar y desangelado. Nos sentamos en la cocina, "¿quieres algo de beber?" y me sirve un vaso de agua en un bote de cristal, ¡Berlín siempre sorprende! Nos ponemos a hablar, mientras va apuntando en una libretita perfectamente ordenada algunos de mis datos. Y empieza lo que a partir de ahora será la tónica: nombre, edad, trabajo, estudios, motivo por el que he venido a Berlin, mi vida diaria, cuánto tiempo quiero quedarme en la ciudad... Y como no, las preguntas técnicas sobre la casa: cuánto cuesta, ¿internet incluído?, y super importante también: ¿por dónde sale el sol?. Tras 20 minutos, media hora o tres cuartos, no sé... nos despedimos. Me voy con la sensación de que le "he gustado", pero yo estoy insegura, para variar. Objetivamente es caro para lo que me ofrece (comparado con mi cuarto...), pero la chica me cayó genial y sé que compenetraríamos. En el "fondo fondo fondo" sé que no lo voy a coger, pero el miedo de no saber si voy a encontrar algo mejor... me tortura de camino a casa. Dos días más tarde recibo un email diciendo que he sido elegida. Pero ya he tomado una decisión: Nein.
Y así continúa la historia. Las mañanas o las noches (según el turno de trabajo que tenga) me dedico a mirar anuncios. Este sí... le mando "mi perfil" en unas cuantas líneas. Este no... Este sí... Este no... Cual margarita deshojada, voy desperdigando mis datos por gente que espero conocer. Empiezo buscando para la fecha que yo quiero, por los barrios que yo quiero y el precio estimado que podría pagar. Pero, poco a poco, voy ampliando mi espectro ante la evidencia de que las ofertas de lo que quiero son escasas y de que, de las pocas que hay, recibo apenas unas cuantas contestaciones: unas veces con un triste "ya hemos alquilado habitación. Mucha suerte con tu búsqueda" o con una cita para ¿mañana por la tarde?
2. Así me veo en Reuterstrasse 63 a las seis de la tarde, dispuesta a conocer a Simón, un colombiano, y la habitación de mi vida, ¡al lado de mi actual casa!. Mi sexto sentido me hace creer que voy a congeniar, como siempre me pasa ccon esta nacionalidad, con este bogotano; y que la habitación va a ser para mi.
Mi cuarto tiene como dos niveles, en la parte baja un escritorio y un par de armarios; y subiendo unas escaleras para las que tendría que practicar, mi cama. Es un bajo, que da a un patio interior, no le da el sol directo pero tiene claridad. Y todo parece "correcto", hasta que mientras saco una foto me fijo que los cubos de basura del edificio están ¡delante de mi ventana! ... ... Sin problemas con las visitas, aunque hay que controlar que no me pase con los gastos de agua y luz... Hace hincapié en lo de los gastos lo que es indicio de que es un "tema susceptible" de futuros problemas. Pese a todo iba convencida de que podría conseguir el cuarto, pero al final me dice que tiene un compromiso con un amigo de un amigo, que va a ver el piso después de mi, y que no me puede prometer nada, que esa tarde o al día siguiente me dice algo. Me suena a excusa perfectamente latina. Al cabo de unas horas recibo un mensaje tipo Gran Hermano: "no he sido elegida".
Sigo buscando. De pronto el piso "ideal". En Kreuzberg, super barato, amueblado, nuevo... Vamos, que parece que estaban esperando por mi. Envío un email y a los segundos recibo una contestación en inglés. El piso es del año catapún, perfectamente renovado que
fulanita ha heredado de su bisabuela. El piso cuenta con un par de habitaciones, de las que puedo alquilar sólo una habitación o el piso entero. El "único problema" es que actualmente el/la colega de turno vive en Londres por motivos de trabajo, y no puedo ver el piso, pero si quiero puedo hablar con él/ella por skype. Eso sí, si quiero reservar el piso ya, que le mande por favor una fotocopia de mi pasaporte, y 500 euros de fianza para que me guarde el piso. ¡Sí claro! ¡¡¡y yo nací ayer!!! Como este email recibiré ochenta mil, y cada vez que me pasa me entra un ardor por dentro, ¡una rabia!... Me dan ganas de contestar llamándoles de todo... Pero acabo siempre apretando el boton de
Delete y mandándo el email a la basura.
3. Otro piso para ver. Por mi zona también, habitación grande, precio un poco más caro de lo que yo quiero, pero oye! por ahí se puede hablar... Después de un par de llamadas con diálogos de besugo y de un pateo más largo de lo que yo me esperaba, llego a una casa con olor a huevo frito. Me recibe una jamaicana con "¡vamos primero a la cocina y hablemos!"; y un español, que después de saludarlo en alemán (no sabía que era de la madre patria) me contesta en inglés: "¡a mi no me hables en alemán que no entiendo ni papa!". Vaya bienvenida...
Tanta prisa por hablar primero antes de enseñarme el piso, es para hablar de la fecha en que me podría mudar porque se equivocaron en el anuncio, aunque tampoco me saben decir qué día me podría mudar porque el español no sabe para cuándo se ha comprado el billete... En fin...
La casa de entrada no me ha gustado, pero menos todavía cuando me dice que pide 410 euros (todo incluído) por una casa de abuela de los años ochenta, y que encima pide una fianza de 900 euros. La jamaicana me quiere vender la moto de que estaría genial porque ella estudia en otra ciudad, así que la casa sería prácticamente para mí sola. Pero a mi me suena eso más extraño todavía... ya, desconfiada total, me da que lo que quiere es salir corriendo con mi dinero. Es evidente que desde el primer momento no congeniamos, y ya sabemos que ni ella me va a "elegir" ni yo le voy a alquilar el cuarto. Y cuando esto pasa, uno se agarra a cualquier excusa o detalle mínimo para decir que "es que necesito a alguien que se quede más tiempo que tú", "es que yo me quiero mudar ya...". El español, raro de c*#$&, mira la partida con cara de árbitro despistado, con los brazos cruzados mueve los hombros en un gesto de "ni idea", e interviene de vez en cuando con ganas de venderme la habitación ya! ¡Salgo corriendo! y pensando "lo que hay que ver...".
Con cada visita, mis esperanzas se van resintiendo... Además, mi sexto sentido está completamente
lost! Ese
feeling que te habla por dentro (no, ¡no escucho voces!), esa sensación de que sabes que algo te va a salir bien o mal, ese sentimiento que percibes de otra persona, ese presentimiento que se te forma en la cabeza, esa corazonada... ¡pues no me funciona! ¿Dónde se me ha ido? Creo que el estrés y la desesperación, muy malas compañeras, se me ha zampado el sentido, lo han derretido entre sus manazas de hierro...
4. Siguiente visita, relámpago. Cuando llego al número de la calle llamo al chico y me viene a buscar a la entrada. Me habla mientras da brincos por las escaleras, de forma que cuando llegamos al tercer piso, llego totalmente asfixiada y con mitad de la información. Cuarto con salón incluido, ideal para dos personas, con ventanas que dan directamente a las vías del tren, más dinero de lo que puedo pagar. Pim pam pum! y ciao!
5. ¿A quién se le ocurre invitarte a ver su casa a las 9.30 de la mañana? A un noruego. Llego antes de tiempo, y por eso de no timbrar antes, me dio una vuelta por la zona, miro como es el barrio y timbro a la hora exacta. Una voz ininteligible y de ultra-tumba resuena por el telefonillo: "espera que me visto".
Toll! Si, por favor, que no quiero ir a una casa nudista, como preguntan por ahí:
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"Comunidad de hombres nudistas en un comfortable y espacioso piso antiguo con ascensor y terraza, busca a dos hombres compañeros de piso que quieran 'disfrutar' también
del nudismo en su vida diaria. Más preguntas, por email. Por
favor, sólo los realmente interesados, mandar una solicitud con una foto
adjunta, ¡POR SUPUESTO DESNUDO! Saludos, Thomas." |
¡En Berlín hay casas para todos los gustos!
Pero volviendo al noruego. Espero unos minutos y me abre la puerta. Entro en una casa con olor a pies y con las persianas todavía bajadas. Me enseña las dependencias, nos sentamos en el salón, y entre bostezo y bostezo nos damos a conocer. Me pregunta si soy enfermera, pues va a ser que no, pero es normal que pase, que con tanta entrevista y tanta gente, uno ya no sabe quién es quién. Cuando le cuento que trabajo en un hotel, me pregunta directamente que si trabajo de limpiadora, y en el fondo me jode...
El continúa en una posición medio de Buda y sigue contándome con su voz ronca que ha estudiado Historia, que ha trabajado en un puerto, en una imprenta, ... y de pronto, coge de la mesa que tiene a sus pies una cajita de metal. Yo le observo, "¿se va a liar un porro?", pienso. Abre la tapa oscura, saca una especie de papelillo, y se lo coloca en boca, entre la encía superior y el labio grueso todavía hinchado de dormir. Lo empuja con su dedo grueso y continúa hablando. Todo con una naturalidad tal que me deja desconcertada. Cosa rara tú...
El tiempo se me pasa super lento, aunque apenas llevamos 15 minutos... Por fin, terminamos con temas de la casa, me dice que si estoy interesada en la habitación le tengo que mandar una fotocopia del Pasaporte y un papel que constate que gano dinero y no le voy a dejar colgado, completamente comprensible, pero que después de tanto email raro, me hace desconfiar de primera entrada. "De esa forma tambien me ahorro trabajo", me cuenta, "sólo me lo va a mandar quien está realmente interesado", qué prácticos estos chicos del norte, tiene razón. A la noche le mando un email diciendo que muchas gracias, pero no estoy interesada y
Viel Glück!" (¡mucha suerte!).
6. Punto de intercesión... Más al norte de Berlín, pero céntrico, una casa amplia, habitación más pequeña que la mía pero suficiente y espartanamente amueblada, 10 euros más de lo que pago ahora. Peeero... con un señor sirio de 40 y pico años que tiene los hijos cada
X semanas. Me gusta mucho el sitio y la casa (que tiene una terracita donde ya me veo desayunando todos los días), y el señor es más simpático que la mitad de la gente que he conocido hasta ahora. Pero ¿qué hago? Me voy con la convicción de que voy a coger la casa, aunque con una gran duda de si es lo mejor, así que decido hacer una "encuesta familiar" y el voto popular da como respuesta: "no". Así que con un poco de pena e inseguridad, le digo a Massoud que
Sorry...
7. Ingo tiene una casa grande, por donde yo quiero, la cocina enorme, un salón gigante y terraza. Me habla super rápido, como nervioso, y me cuesta pillarle el ritmo. Mi cuarto sería chiquitito, no le da la luz y da a un patio interior, pero tiene claridad y me es suficiente. Este oftalmólogo, que me sorprende en español a mitad de la conversación, quiere a alguien que no esté mucho tiempo en casa ¿cómo? Sí, busca un
Pendler o
Pendlerin, cuya traducción sería persona que por ejemplo, tenga su trabajo en Berlín pero se vaya todos los fines de semana a Hamburgo donde también tiene una casa, o como la compañera de piso que ya tiene, que es azafata de Easy Jet. Yo le insisto que me gusta mucho el lugar, y que de todas formas no me paso mucho tiempo en casa, cosa que, por otro lado, es cierto. Sin embargo, presiento que no cumplo el perfil que el busca y que no le ha gustado el tema de "las visitas".
Una semana más tarde, en el trabajo recibo una llamada: "Hola soy Ingo, que mira, la habitación se la he dado a otra persona que se ajustaba más a lo que yo quería, de todas formas pienso que era demasiado pequeña para ti. Lo siento. Pero mira, ¿te apetecería hacer tandem? Los dos estamos
fit, y podríamos quedar para patinar ¿te parece?". Así que no tengo piso, pero tengo un amigo nuevo...
Jo... Me gustaba mucho dónde estaba situado este último piso... Nada, a seguir buscando. Y sigo enviando emails, ¿cuántos llevo ya...? más de 80! Piso de estudiantes, al final no porque tendría que compartir habitación y ahora no me apetece... Piso en el centro mismo de Berlín con una señora, todo fantástico hasta que me envía las normas de la casa: "zapatos dentro de la casa "no", cuando cocines utiliza la pala de madera para no rayar el caldero, no colgar la toalla en bla bla bla... las visitas tienen que pagar 9 euros diarios más...". Las normas de limpieza las puedo entender, pero que mis visitas paguen... ¡va a ser que no! Piso barato por la zona que quiero pero...
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8. Una casa como de muñecas, y no sólo porque no sea muy grande sino por la chica con la que me tocaría vivir, chiquitita, simpática y delicada. La casa se ve en nada, una mini cocina, un baño, y mi cuarto grande y luminoso que da a la calle, sin amueblar pero con un colchón por lo menos.
Sandra tiene la misma edad que yo pero parece que tiene 18, se quiere ir a Australia el próximo año y busca alguien que se quede mínimo un año. Lo malo también es que era la primera a la que entrevistaban así que desde que hice la entrevista a mitad de mes... se habrán olvidado de mi. Por cierto, le voy a mandar un email a ver... Lo único es que no tengo el cuarto amueblado (completamente normal por estos lares, como ya les he contado) pero estaba bien.
9. Karin, Philipp y Stefan vivien en
Neukölln Neukölln, un par de paradas más lejos de donde vivo yo ahora pero bien conectado con tren/metro/bus. Parecen buena gente pero la casa es un bajo, y mi cuarto apenas tiene luz y huele a ñoños y humedad... Hablamos mientras uno de ellos se come un plato de pasta de pie, apunto mi nombre y teléfono en una lista de "solicitantes" y me voy de nuevo con nada en las manos.
No sé si les pasa a ustedes también, pero cada vez que miro un piso, me hago a la idea de mi persona en ese lugar, con esa gente, utilizando esa cafetera... Es una sensación rara, pero por un momento me invento una parte de mi vida. Y así llevo inventándome día tras día con cada anuncio, con cada piso... ¿Seguimos?
10. ¿Se acuerdan de las fotos que colgué el otro día de marcha con Chano? Pues un piso por esa zona, barrio de
Friedrichshain. Me abre la puerta un chico tipo ¿punk? no sé, de estos que tiene el pelo rapado y a la vez mechones de pelo largo tipo la chica de verde:
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Miren que graciosos, los propietarios han puesto una caricatura de ellos mismos... (esto es de otro anuncio que nada tiene que ver con la casa que les estoy contando). |
Al principio me choca, pero enseguida uno se hace, y además pienso, "Elena, no hay que juzgar por las pintas sino por como es la gente", a eso iba ¿no? ¡a conocerles! La casa es grande, mi cuarto tambien, con dos ventanales que dan a la calle, con claridad aunque no luz directa. Pega: que el cuarto es de un fumador y huele a cigarro... El baño no lo puedo ver de entrada, porque lo está utilizando el compañero de Jan, que me cuenta que es artista. El otro chico claramente amanerado, y que no para de restregar (de una forma muy natural, no porque esté yo allí) los fogones de la cocina antes de hacerse un cafe, ha estudiado alemán y francés, y según me cuenta trabaja "para tener el dinero justo y poder disfrutar de la vida y de tiempo libre".
Sentados en la cocina, super chula, me hacen la típica radiografía de todos mis motivos y motivaciones para elegir esta ciudad y esa casa; y después de una hora (y algún silencio incómodo) les digo que lo siento, pero que me tengo que ir porque llego tarde a trabajar. Me han caído bien, pero yo no sé si yo a ellos también... Y la única pega... el olor asqueroso a tabaco en el cuarto... ¡Todo sería cuestión de airearlo!
¿Por qué número vamos ya? Yo ya perdía la cuenta... Menos mal que me hago unas "fichas", como quien dice, con los pisos (datos tipo calle, precio y características) y la impresión que me llevo, que sino ya estaría trastocada...
La presión del principio cuando me quería mudar el 15 de mayo se me ha ido un poco, y estoy buscando con tranquilidad, pero ahora que ya casi estamos llegando al ecuador del mes... la inquietud vuelve a hacer acto de presencia... He mandado muchas solicitudes, pero todavía no es que haya visto muchos, ¡aunque a mi me lo parece!
¿Todavía aguantan un par de visitas más? ¿O ya están hartos de leer?
11. He quedado con Sven a las 10.30h. Llego puntual, y cuando voy a mirar en "mi ficha" dónde tengo que timbrar... Jarl! no lo tengo. Probemos a buscar por "Sven" en las pegatinas del interfono, nada. Su teléfono... tampoco lo tengo, pues nos escribimos por email. Mierda! E internet, no tengo. ¿Y ahora qué hago? Tengo apuntado que es el primer piso y que da al patio interior... Toda la fachada está en obras y un obrero abre justo en ese momento la puerta. Allá vamos.
Toco al timbre, una chica con cara de interrogante me dice "Buenos días", le pregunto si vive algún Sven, le cuento mi rollo, y me dice que no sabe, que si no tengo más datos. Con lo que tengo, me manda al edificio que está pasado el patio interior (aquí en Berlín muchos edificios se componen como de dos estructuras, edificio principal que da a la calle, y otro, al que se accede cruzando un patio interior). Toco el timbre:
- "Buenos días, ¿vive aquí alguien llamado Sven?".
- "No... lo siento. ¿Sabes dónde vive?".
- "En el primer piso".
- "Eso es arriba, aunque no me suena...".
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Allá que vamos. Miro los nombres de los timbres, nada parecido a Sven, y tampoco sé como se apellida...
Ding dong... Y me aparecen dos chiquillos turcos.
Sorry! Toco en la siguiente puerta, no hay nadie en casa. Toco en la tercera puerta.
- "Buenos días, ¿vive aquí alguien llamado Sven?".
- "No... ¿eres española?".
- "Sí."
- "¡En este edificio viven también un par de españoles!".
- "Ah! qué bien" -jajajajajaja, qué le voy a decir!-.
Me pregunta por qué busco a Sven, y le cuento mi película, mirando mejor en los datos en el email del anuncio pone que es la casa que da a la calle. Así que regreso nuevamente al primer edificio, y pruebo en el primer piso.
Ding dong... "¿Sven?". SI!! Perdón el retraso, pero es que me he dedicado a conocer a todos tus vecinos primero...
Casa tipo pasillo, cocina enorme con mesa enorme, un baño de tamaño mediano y mi cuarto grande también con vistas al patio interior. "¿Amueblado?", le pregunto. "Si". "¿y la cama...?". En el rincón, lo que pensé que era un tendedero de ropa amontonada, está la cama, improvisada sobre unas columnas de altavoz y una mesa. Sería sólo hasta septiembre. La tacho de la lista.
12. "Quedamos entonces el viernes a las 12h. ¿Tienes facebook?". mmm eso no me gusta mucho, pero se lo doy, total sé que no me va a encontrar porque lo tengo configurado así. A 10 minutos andando de mi actual casa, al lado del río y de un parque enorme! Un cuarto piso, casa barata y pequeña, pero por fin!!! con un cuarto al que le da el sol todo el día!!!! (no tan grande como mi actual piso, pero 16m2, que no está mal! Con colchón, sillón y escritorio incluído!). LO QUIERO!!!
Mi compañero de piso es, a simple vista, un poco sosillo, pero bueno, tampoco da para mucho 10 minutos de visita. Acaba de perder su trabajo, y está pensando en irse a vivir con su novia a
München, pero el piso es suyo, así que no tendría que quedarme yo con el piso, sino que simplemente tendría que buscar (él) nuevo inquilino.
La habitación estaría disponible desde ya, y como muchos quieren alquilarla cuanto antes, le digo que si necesita el dinero que le puedo pagar a partir del 15 de mayo junto con la fianza para reservarlo, y ¡error! creo que no le gustó. Me pregunta si estoy desesperada por encontrar un piso, bueno claro que quiero conseguir piso ya, pero le digo que no es eso, que todavía no he buscado mucho, pero que se lo digo por si necesita el dinero y, sobre todo, porque sé lo que quiero y el piso me ha gustado y ¡lo quiero! Que se decide este fin de semana. Hoy le escrito por facebook a ver si suena la flauta...
Así que
waiting, waiting, waiting....
"Buscar pisos en Berlín". Toda una experiencia... Mientras, ¡ustedes crucen los dedos y recen! Y Jose y Alby, ustedes vayan preparándome la cama del cuartucho... que a este ritmo ;) jejjejejej. ¡Espero que no haga falta!