Metido en su cajita transportable, lo depositan en su nuevo lugar. Protegido en esa caja odiosa, y con una mantita ridícula le abren la portezuela y esperan a que salga, cual pajarillo de su nido. No le gusta esa caja de mareos, aunque lo nuevo también le inspira desconfianza. Curioso pero a la vez inseguro saca el hocico y olisquea el aire nuevo que lo envuelve. Ningún olor característico, sólo huele a calefacción. Un poco de calor.
Con aparente seguridad saca una pata del transportín y, después, la otra. Se para nuevamente. Mira a todos lados con detalle, mueve los bigotes, y con las orejas tiesas, está atento a cualquier sonido. Es lo que tiene ser gato. Saca las dos patas restantes con sigilo. Y con el cuerpo un poco encogido para prevenir cualquier sorpresa, continua su aventura mientras observa atentamente su nuevo mobiliario de compañía por el que en poco tiempo trepará. Es un lugar diáfano, sin muchos escondrijos. Un sitio aparentemente nuevo aunque con cierta calidez por un uso desconocido.
Sin darse cuenta, está encerrado. ¿Como el escarabajo de Kafka? No puede salir de su mundo gatuno, de su comportamiento salvaje e independiente. Está solo ante un gran cúmulo de espacio. Y ante la seguridad de la soledad, husmea cada rincón, cada esquina, cada centímetro de su nuevo hábitat. Rebusca entre las pelusas de los recovecos, desprende su olor entre las sábanas, se restriega satisfecho contra cualquier borde para hacerlo más suyo, esparce pelo entre libros de Ghandi, Nietzsche, Hermann Hesse, Murakami, Rilke o Khalil Gibran, y deja sus huellas por todas las alturas, como buen catus.
Pasarán días hasta que encuentre un lugar donde instalarse, donde tirarse espatarrado y entonar, de vez en cuando, la placentera melodía felina. Aislado en su alfeizar, a veces mirará hacia el horizonte, soñando lúcidamente o con el subconsciente, como tibetano. Otras sólo verá su propia figura, encarnado en el espejo: apacible e impredecible a la vez, como Bastet. A veces, con la mirada perdida, resonará en su mente la Oda de Neruda:
Miau! Miau! Otras, maullará nostálgico. Mkgnao! como hacía el gato de James Joyce, buscando un lugar para crear su (The) Cat Empire (para quien todavía no los conoce totalmente recomendables!). En raras ocasiones consigue escaparse, entonces, lo hace por la ventana. Prefiere escabullirse a escondidas. Y cuando lo hace lo hace convertido en mujer y, así, por un instante se olvida de que es gato. Quizás es cierto que tiene ciertas cualidades oscuras, relacionadas con la brujería y el más allá... Por eso cuando llega La Noche Oscura del Alma...
Pasarán días hasta que encuentre un lugar donde instalarse, donde tirarse espatarrado y entonar, de vez en cuando, la placentera melodía felina. Aislado en su alfeizar, a veces mirará hacia el horizonte, soñando lúcidamente o con el subconsciente, como tibetano. Otras sólo verá su propia figura, encarnado en el espejo: apacible e impredecible a la vez, como Bastet. A veces, con la mirada perdida, resonará en su mente la Oda de Neruda:
(...)
Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
(...)
Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio
(...)
Miau! Miau! Otras, maullará nostálgico. Mkgnao! como hacía el gato de James Joyce, buscando un lugar para crear su (The) Cat Empire (para quien todavía no los conoce totalmente recomendables!). En raras ocasiones consigue escaparse, entonces, lo hace por la ventana. Prefiere escabullirse a escondidas. Y cuando lo hace lo hace convertido en mujer y, así, por un instante se olvida de que es gato. Quizás es cierto que tiene ciertas cualidades oscuras, relacionadas con la brujería y el más allá... Por eso cuando llega La Noche Oscura del Alma...
Ais la niña gatuna, que tal fue salir de esa caja de los mareos??
ResponderEliminarTe imagino olisqueando cada rincon de esa casa nueva...
Saludos a kafka tamura
Kss
Me gusta cuando ronronea..grrrrrrrrrrrr...:)
ResponderEliminarKafka es el fotografo no?..jajajjajaja..
Wow! me has dejado loca bro! Sí que estás puesto con Murakami... mmm ¿de dónde vendrán esas influencias japonesas? ;) Lo tuve que buscar y todo! Muuuuak!! Lo de la caja de los mareos... pregúntaselo a un gato, yo no sé cómo es... Kinito te queda cerca ;)
ResponderEliminarjajaj!! "Si no me refería a la foto!!!", jajaja!
Pitu tengo el libro en casa para cuando lo quieras...fue mi lectua del verano
ResponderEliminarKss,
Pequeña "qettah" soy ignorante del tema, además de que me dan miedo los gatos jaja, pero mija como te desenvuelves escribiendo da gusto, bueno algo entendí (bendito sea google) ;D
ResponderEliminarBendito google, dice... jajaja!!!
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