Y la experiencia llega a su fin...
¡De vuelta a casa!
19 de diciembre: Berlin -Madrid (07.25-10.50h) - por EasyJet.
21 de diciembre: Madrid - LPA (12.50-14.50h) - por Ryanair.

7 de julio de 2012

Historias de Barra (FO I)


Se me va el tren en las narices... ¡Qué coraje tú! Y encima es sábado y ahora me toca esperar ¡once minutos! No sé si llegaré a tiempo al trabajo... El reloj parece correr más que nunca... tic-tac, tic-tac... Llego requetejusta!!! Casi siempre llego bien (y eso es un 99%, aunque no se lo crean), pero a veces el gen Armas hace honor a su existencia. Que no llego... (...) ¡que no llego! Por fin mi parada. Me quedan cinco minutos para empezar el trabajo y todavía necesito andar diez hasta el hotel y otros cinco para cambiarme. ¡Pues a correr toca! Salgo a la calle y un chaparrón me recibe. Corriendo bajo la catarata berlinesa, sin aliento, con el aire frío entrándome por la garganta, y medio ciega, pues hoy tuve la gran idea de no ponerme las lentillas sino las gafas... Toll! Llego hecha una sopa, dónde la lluvia se mezcla con el sudor... Agh! ¡Aterrizaje forzoso! Nada más ponerme detras del mostrador un check out, check out, check out, y otro, y otro, y otro...

(...)  Por fin feier Abend! (tarde libre, cuando se termina el turno de trabajo). El sol resplandece por entre unos nubarrones negros. ¡Increíble! ¡¡Sol!! Empiezo a andar y, de pronto, como para joderme mi inicio de cuatro días libres, empieza a granizar. ¡Vaya día! ¡Si esto parece Sydeny!
Check in, check out, "bienvenido a nuestro hotel", "su habitación está en la cuarta planta", "¿quiere reservar el desayuno c?on nosotros", "ahora mismo le imprimo la clave para tener acceso a internet", revisar esto, archivar lo otro, "la parada de metro está...", "ahora mismo le llamo a un taxi", etc., etc., etc... Pero a la rutina del día a día siempre hay pequeñas historias que hacen todo más llevadero y divertido, de esas que digo "¡tengo que escribir un blog!".

Una de las cosas que tenemos que hacer es, una vez que el cliente está en la habitación, le tenemos que llamar para preguntarle si está satisfecho con el cuarto, si todo esta bien. Una llamada de "calidad", como quien dice: 
- "Hallo, Guten Abend Frau X, Frau Navarro hier am Empfang; wir möchten wissen nur ob Sie mit den Zimmer zufrieden sind". (Hola, buenas tardes Srta. X, Srta. Navarro desde recepción. Sólo le llamamos para saber si la habitación es de su agrado).
- ... mmm?? Sorry... english.
- Sorry. Good afternoon Mrs. X, Mrs Navarro here in Front Office, we just want to know when everything it's ok in the room.
- ... Sorry?
- Everything ok in the room?
- ... mmm...
- All good? 
- mmm....
- All ok?
- ...
- Ok? Ok?. 
- Ok... 
- Ok. Thank you. - Nada, imposible comunicarme, no se si me ha entendido... "Ok", pues cuelgo. 

A los diez minutos aparece una chica con un color ceniciento, con las ojeras más grandes que he visto nunca, con cara entre dormida y de mal leche. Vamos, de esas personas que si te encuentras por una calle oscura, piensas que te va pegar... Se dirige a mi. Y entre gestos y palabras que no entiendo, consigo deducir que es la chica a la que acabo de llamar. Le intento explicar en alemán que sólo le llamaba para saber si todo estaba bien, que no se preocupe. Me contesta: "english". Aunque ya había comprobado que el inglés no servía, se lo explico en inglés. Me contesta "italiensich", o eso creo entenderle. Le digo que italiano no, pero español. Se lo explico en español. Me contesta palabras ininteligibles mientras me hace gestos con la mano. ¡Dios! Como se lo explico... Le hago gestos... Nada... Me mira con unos ojos oscuros, interrogantes. La miro, me mira. Me encojo de hombros. Miro a mi compañero. Él me mira. La chica espera detrás del mostrador. ¡¿¡¿¡¿Y ahora qué?!?!?! ¿Nos miramos toda la tarde?

Y como caído del cielo, ¡¡¡de pronto!!!, el señor al que estaba atendiendo mi compañero empieza hablar a la chica en guachu guachu. Y con un par de frases el tema está resuelto.
- ¿Y qué idioma era, si no le importa que le pregunte?
- ¡Serbio!

Madre santa, ¿se imaginan? ¿No poder comunicarse? ¿No poder hablar más que un idioma que no conoce nadie? ¿Qué todo te suene a chino mandarín? ¡Me muero!

Y hablando de casualidades... En recepción se trabaja con un día de antelación, esto es, el día 01 (por ejemplo) se revisan las reservas que vamos a tener el día 02. Se comprueba que todos los datos que tenemos en el ordenador coinciden con las reservas formales de cada agencia (Booking, Lastminute, etc.). Y por ejemplo, cuando tienes dos reservas con el mismo nombre, lo más normal es pensar que la reserva es doble, y que nuestros compañeros de reservas lo han metido en el sistema dos veces por equivocación. Sin embargo, las casualidades también existen. Y ese día no sólo teníamos dos clientes que se llamaban igual sino que además hicieron el check in ¡a la vez!
- Mi compañero a derecha: ¿su nombre, por favor? Smith, John Smith.
- Un minuto más tarde llega otra pareja, yo en el ordenador de la izquierda: ¿su nombre, por favor? Smith, John Smith.
Si yo me quedé a cuadros imagínense los clientes. El primero con expresión de incredulidad y asombro, saludó al segundo como si  fuera un colega de toda la vida. "¡John Smith! Yo también me llamo igual". jajajaj.

Pero esto no es nada comparado con recibir a un cliente que se llama Sr. ¡Ennema! jajajaja!!! Cuando leí que ibamos a recibir un Sr. llamado así... Cada vez que me acordaba me echaba una carcajada. Claro está, no se lo pude explicar a mis compañeros, ni lo intenté. ¡Menos mal que no lo recibí yo! U otro que tiene que presentarse como Sr. Sperma. En fin, sin palabras... Y hay más, pero que ya ni me acuerdo.

Por el nombre, también puedes saber de dónde viene alguien. Difícil es cuando tenemos un grupo de coreanos que todos se llaman Hun, Hu, Hiu, Chu, Chiu, Yi, Chi... Entre que nosotros lo pronunciamos mal y a ellos lo pronuncian distinto... o sea, bien. Imagínense un grupo de diez coreanos...¡De risa!

Sin embargo, claro está, los españoles son mi debilidad. Sobre todo, si me dicen que vienen de ¡Almatriche!, jajaja. Cinco canarios que tuve en un mismo día, aunque no es lo normal.

Mi compañera atiende a un cliente que se llama Eduardo. Mientras atiendo a otro cliente y respondo el teléfono escucho su acento, pendiente de ese deje que descubre nuestra nacionalidad encubierta en un inglés chapurreado. Sí, estoy segura. Es español (también podría ser que fuera italiano, o un alemán con nombre español). Así que una vez que mi compañera lo ha despachado le deseo "que tenga una buena estancia" en español. A lo que recibo por respuesta:
- ¡Gracias! ¡¡Lo habla muy bien!!
¡No jodas! ¡Pues claro! ¡¡¡Soy española!!! jajajaja. (Claro, que esto, con mucha más delicadeza ;)

Pero a pesar del desliz de este cliente, se nota que no soy alemana. Y me doy cuenta que estoy hablando comsi comsá porque el cliente, de pronto, dejar de mirarme directa y continuadamente a la cara, y empieza a intercalar su mirada entre mis ojos y la plaquita con mi nombre. Claro, que con mi nombre (nombre más dos apellidos, y largos), se la pasan jugando con los ojos de arriba a abajo, de abajo a arriba intermitentemente. Algunos me miran y punto, otros sonríen, otros se atreven a preguntar (lo que suele acabar en una conversación sobre sus vacaciones en las Islas Canarias o Mallorca), y otros, por amabilidad y ganas de agradar me contestan Merci. Noooo, no soy francesa ¡que manía! (me han dicho ya varios que tengo acento francés...). Otros atinan y me empiezan a hablar directamente en español, entonces me cuentan que su padre era español o que estuvo dos años viviendo en México y allí decían "¡qué pasa güey!", jajjajaj.

"Menos mal que estás aquí Elena", me dice mi jefe, "porque normalmente los españoles no hablan ni una palabra de alemán y casi ni de inglés, como los italianos". Y siento que así mi autoestima sube como la espuma.

Aunque siempre hay detalles que hacen que ésta vuelva a hundirse por el subsuelo. Un paso adelante y dos atrás. Les cuento. Ya han pasado de estos tres meses, y la situación ya es bien distinta, pues actualmente me siento como pez en el agua en FO, me gusta, tengo seguridad en lo que hago, y en mi trabajo confían en mí pues ya me dejan sola a la hora de trabajar e incluso me han dado el turno de las 6 de la mañana, que es el primer turno del día. Pero, como les decía, hace tres meses, todavía recién empezando y con el miedo en el cuerpo... Después de una visita de todos los managers de todos los hoteles de nuestra compañía en Alemania, mi jefe manda un email a todos con "unas nuevas normas":
- No se puede comer en la oficina de recepción, utilicen la sala que está dispuesta para ello.
- Nada de utilizar uñas postizas ni colores llamativos.
- No se puede hablar de cuestiones personales en el trabajo.
- Háblense de "Usted" entre compañeros.
- (...)
- Y, por favor, ayuden a Elena con su alemán. Lo que a nosotros nos puede parecer gracioso, no lo es para el cliente.

Tiene razón, pero ¡me faltó llorar! Cuando lo leí, cuando vi que YO era un punto de la lista, me hundí... Y retrocedí dos pasos atrás o ¡más!

La última sugerencia de este último mes que me ha hecho mi jefe es: "¿y tú no te quieres quedar con nosotros?". "Pues depende..." Porque sí, sigo en recepción. Debería haber empezado en el departamento de Dirección el 15 de mayo, y estamos a casi mitad de julio y sigo detrás de la barra del hotel. Por un lado, mejor, porque así puedo practicar más alemán con los clientes; y porque, por otro lado, me han comentado mis compañeros que con el jefazo es un aburrimiento y nunca saben bien qué es lo que tienen que hacer. No me importa menos tiempo si es así, aunque espero mínimo estar un mes de dirección. Yo le sigo preguntando al jefe, pero siempre me responde lo mismo "ya hablaremos en otro momento". Mientras voy cogiéndole más el tranquillo, disfrutando de la gente, y recolectando historias.

(Continuará...)

5 comentarios:

  1. Feita! Cuánto tiempo sin publicar!! Ya echaba de menos tus historias.

    Es normal que cosas como ser el último punto de la lista te hagan dar 2 pasos atrás, pero si lo vieras desde fuera te darías cuenta q es solo parte del proceso y q eres una máquina x conseguir lo q estás haciendo. La autoestima la tienes q tener siempre bien alta! Y si no mira: tu jefe ya te ha dejado caer q te quedes (ni caso!!).

    Q risa las historias de los John Smith. Es increíble! Y la pobre chica de las ojeras... Ya es casualidad tb q estuviera un serbio al lado en ese momento!

    Ya queda poco para verte!!!
    Besis!

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  2. si es verdad q hacía q no escribías y yo q m metía..que bueno, m h reido montón con lo de Mr. edema y sperma
    ya veo q le estás cogiendo el gustillo a recepción
    tu ves?
    sigue así..
    bsitos

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  3. Sí! ¡Tengo un mono! pero es que no paro... cuando no es Juana es la hermana ;)

    jajaj!! Ni caso!! Sí, sé que es parte del proceso. Pero en ese momento en que estaba hipersensible, inestable e insegura, todo me parecía un mundo. Pero como bien dices sister, ya le he cogido el gustillo a FO! Y como en cualquier trabajo hay días mejores y otros peores.

    ¿Verdad? Las casualidades de la vida, un serbio como caído del mismísimo cielo!! Jajajaj! sí, el Sr. Enema es para partirse! Ah Naty! ahora me acaba de venir a la mente otro, también hemos tenido a Mr. Perry!! jajaja!!! es de carne y hueso! ;) jejeje.

    ¡En tres semanitas en Madrid! Sister, ¿han mirado ya los billetes para agosto?

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  4. Perry es de carne y hueso, dice..
    jajajaj
    bsitos

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  5. Por fin he vuelto a ver el blog...ya veo que siempre te gusto estar detras de la barra, jeje

    Respecto al aleman no tengo ninguna duda que lo tienes controlado, y seguro que progresas adecuadamente, mejor que no te conviertas en una alemanota, cabeza cuadrada y puntual (imagínate)...

    Seguiré poniendome al día, muchos kss

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