Y la experiencia llega a su fin...
¡De vuelta a casa!
19 de diciembre: Berlin -Madrid (07.25-10.50h) - por EasyJet.
21 de diciembre: Madrid - LPA (12.50-14.50h) - por Ryanair.

27 de marzo de 2012

Going back to myself...

Un día libre entre mis manos... Y de nuevo, como un artista ante su obra, me quedo mirando al día en blanco y pensando qué hacer, en cómo sacarle el mejor partido a ese lienzo lleno de minutos en blanco. 

Una lista enorme me atormenta desde mi mesa de estudio: apuntarme a la piscina (que tengo la espalda "al queso"), hacer la compra (que no tengo nada en la nevera), limpiar la cocina (que me toca esta semana), escribir en el blog (que se me resiste semana tras semana), estudiar alemán (Bfff!), bajarme música (ay! los virus...), enviar una carta (eternas colas...), arreglar la bici (sí! ya tengo una!!!!! pero eso es para otro blog!), hacer una lavadora... y un largo etcétera. 

Abro el ojo con el amanecer... Doy vueltas y vueltas y, así, el sol ya se ha puesto en lo alto del cielo berlinés. Con la cortina abierta de par en par me tiendo cual lagarto en la cama. Sueño y sol. La mejor combinación que existe para un cuerpo cansado y ansioso de esta estrella que me carga de energía. Y cuando ya he hecho la fotosíntesis, me desperezo y saltó de un brinco a la mesa de la cocina, para cargarme con otro de los mejores placeres de la tierra: un buen desayumo, a lo Armas! y ya saben lo que eso significa...

Deberes y placer. El sol brilla a través de la ventana, y ya sé que me preguntarán ¿y? No es que yo tenga ganas de Vitamina D o que le eche mucho de menos. Es que esta ciudad se transforma... Y cuando el Sol (en mayúsculas) hace su aparición, las calles se llenan de gente y energía. Las terrazas se llenan a cualquier hora del día (sí, aunque parezca increíble me he llegado a preguntar "¿los alemanes trabajan?", porque no importa la hora del día, ni qué día de la semana es... que TODO el mundo sale a la calle! Un mito hecho realidad).

Mientras liimpio la cocina miro de reojo el reloj para que no se me haga demasiado tarde y poder aprovechar un poco de estos rayitos mágicos, y no hablo de drogas...

La cocina reluciente, una ducha y en mi mente un plan.

Tengo una necesidad imperiosa de conseguir un libro en español. Don Rigoberto y Vargas Llosa se han despedido de mi hace un par de semanas con un sabor agridulce: la maravillosa sensación de haber saboreado cada palabra en el paladar y la tristeza de haberme acabado el libro. Entro en una librería de segunda mano que hay en mi barrio y me pierdo entre autores desconocidos y títulos en alemán que entiendo a medias. Un piano medio afónico y un montón de hojas empolvadas y amarillentas. Cajas y montañas de letras en varios idiomas. Un vendedor con gafas de culo de botella, grueso y medio vizco. Y, por supuesto, ese olor característico a hojas centenarias e historias por descubrir.

Con un libro de Manuel Azaña en mi querido idioma y un libro de Woody Allen en alemán por sólo 3 euros, me compro una cerveza y me dirijo a un parque que he descubierto hoy en el mapa y que me queda a unos minutos andando de casa. 

Con esa emoción que sólo percibo de vez en cuando, me adentro por entre un camino de tierra a través de una esplanada de césped, árboles y gente. Y eligiendo mi rumbo a cada paso, voy avanzando por este pulmón de Neukölln. Elijo mi hueco entre la escasa hierba verde que se asoma a la primavera berlinesa, y... ¡Mierda! No tengo abridor... En ese momento me transporto a Tejeda, a las fiestas en las que los mecheros hacen de abrebotellas. Con la botella entre las piernas me enfrento a la chapa. De memoria coloco el mechero en el canto del metal e intento imitar el movimiento que tantas veces he visto. Una... dos... Lo único que consigo es raspar el plástico de mi horterada de mechero. Nada. Otra tentativa... Nada. Por tercera vez la cerveza me gana la batalla. Esta vez, la chapa araña mi piel, y me hace un rasguño... 

Mi garganta seca decide que me levante y me acerque a un grupo que tengo cerca y pida un abridor o que me abran la botella con lo que sea "si saben". Y así... empieza una de mis historias... ¿Preparados para oirme? 

Tumbada al sol con el sabor amargo que la cerveza deja en la boca... Norah Jones sonando en mis oídos... Y de pronto una sombra. Con un ojo cerrado y otro abierto veo al chico al que le he pedido que me abra la cerveza.
- "¿Tienes fuego? (...) Estoy esperando a unos amigos, ¿te importa que me siente aquí mientras?". - Ya saben mi respuesta... Of course not.

Con el débil sol de la tarde dándonos en la cara, hablamos sobre cómo llegamos a esta ciudad, volamos un poco sobre nuestras esperanzas y contamos, con cierta valentía, los miedos que nos acechan. Él viene de Dortmund, y escapa de la lluvia, la rutina y un "pasado amargo" que no sé en detalles.

Hablamos mirando a la nada, al sol. A lo lejos, un grupo juega al fútbol, y nos perdemos en los toques de cada balón. 

Sin mirarnos a la cara me habla de Berlín como de un trofeo. Es la ciudad que ha cambiado su vida. "Cuando alguno de mis amigos viene a visitarme se quiere quedar". Él hace ahora de luz para aquellos que quieren cambiar su rumbo, como él hizo tras de su hermana. Ella fue la llave que él necesitaba para llegar a esta ciudad. Ella vino y él la siguió. Ahora se supone que la espera en el parque.

Es un viajero de festivales de música minimal. Hungría, España, Grecia... En su muñeca varias pulseras de tela recuerdan cada una de sus escapadas, y me las muestra con orgullo. Me nombra sitios a dónde ir. Busca entre esa música metalizada y gente desconocida cariño. Y lo consigue. Andamos un poco por el parque en busca del sol que está empeñado en marcharse, y saluda a varias personas con las que, me cuenta, ha coincidido en un festival o en otro parque de Berlín en un día como hoy.

"Trabajo en Ikea", y lo interrumpe un cachorrillo que se nos acerca alborozado, lamiéndonos y restregándose de placer. Una monada. Y acto seguido el perrillo se dirige a otro grupo que está a nuestro lado haciendo exactamente lo mismo: bebiendo una cerveza, hablando y disfrutando de lo que queda de luz.

- "Lo importante es que tenemos la oportunidad de cambiar aquello que no nos gusta, elegir qué queremos y a dónde queremos ir. Porque tenemos elección".
- "Lo importante es que mientras estes aquí disfrutes de lo que tienes".
- "Lo importante es poder compartirlo con gente".

Y así, entre conversaciones banales y profundas he aprendido que cuando las nueves están en espiral se les llaman "nubes de oveja" (Schafwolke), y cuando el cielo está salpicado de rayas blancas difuminadas se les llama "nubes de caballo" (Pferdwolke), o que cuando el cielo está cercado de puntitos se llama... ya no me acuerdo...

A lo lejos, alguien, a quien no distingo bien, toca una guitarra. Cerca una negra con los ojos entornados y unas uñas enormes y oscuras, se tambalea. Un poco más allá un grupo hace por sentarse en un banco en el que no hay hueco para tanto culo. De aquí para allá, un joven va preguntando, como abeja de flor en flor, por un papelillo para liarse un porro.

- "¿Tienes facebook? Si quieres me puedes agregar (...) y quedamos otro día".
- "¿Qué signo del zodíaco eres?".
- "¿Quieres otra cerveza?".
- "¿Dónde vives?".
- "¿Te parece Berlín una ciudad cara o barata?".

- "Si te dejaron entrar en el MIX (una discoteca del Warschauer Str.) tienes más de 21 años".
- "Bueno algo más...".
- "Es que allí sólo dejan entrar a partir de los 21".
- "Tengo 26, ¿y tú?".
- "Yo tengo 25. Somos demasiado viejos".
- "¿¡¿¡Demasiado viejos?!?! Sólo tenemos 25 o 26, ¡y nos queda más de... 30 años como mínimo por delante! ¿¡Demasiado viejos?! Lo importante es que lo que vivamos lo disfrutemos...".

Y es que esto es una diferencia cultural... Quizás influye que soy "la pequeña" haya dónde vaya. Soy la pequeña en mi familia y siempre he estado con gente que es mayor que yo... Pero aquí es la primera vez que me pasa lo contrario. Aquí lo que yo hago lo hacen compañeros que tienen ¡20 o 17 años! Y con esa edad, además, los alemanes ya se independizan y se van a vivir en pareja. Trabajan y viven de lo que ganan desde antes de la veintena. O no sólo eso, hay quien con 21 años ya ha viajado por Australia, Sudáfrica, Sudamérica y Asia, trabajando de mil cosas, y después deciden que Berlín es su ciudad. Así que sí, desde la perspectiva alemana, podríamos decir que somos viejos... Pero me niego... ¡Todavía somos jóvenes!

Las sombras de los árboles empiezan a ponernos la piel de gallina. Después de buscar otra cerveza y vaciar la vejiga, nos movemos en busca de otra zona de este inmenso parque en busca de los último rayos de sol. 

Nos pasa un chiquillo en patines, y una madre con la hija en bicicleta. A lo lejos alguien haciendo jogging. A derecha un grupo juega al badminton, y unos chiquillos corren en busca de la nada. Vemos como otros se pasan algo envuelto en un papel de periódico entre unos arbustos re-escondidos. A izquierda otros juegan a pasarse una pelota minúscula con los pies. Pasamos un árbol salpicado de pájaros de papel. Y todavía unos cuántos aguantan tumbados en el césped. Muchos pasean con sus perros. Y hay quien recoge las botellas que otros han dejado en busca de unos céntimos al devolverlas. 

Pero aquí no se acaba la historia, aunque ya casi llega a su fin. Al final del paseo en busca del último calor de la tarde me esperaba lo que llevo buscando desde que llegué: die Moschee! Una puesta de sol sobre los árboles pelados de finales de invierno y sobre las dos torres de la mezquita de Sehitlik.

 

12 de marzo de 2012

Frau Navarrrrro al habla...

Y lo que ya me han estado pidiendo durante semanas... ¿Cómo es mi nueva experiencia en la Recepión del Hotel? Un receso de fotos, hoy toca una empachada 'de leer'.

¡Vaya cambio! De pasar a estar casi todo el día sola y hablando con las paredes (o las cortinas), he pasado a estar todo el día consumiendo saliva y neuronas. ¡Por fin! La primera semana... ha pasado tanto tiempo que creo que no soy capaz de transmitirles el miedo y pánico que sentía, pero buena señal también, oder? (¿o?). 

Ahora me siento "como pez en el agua", todavía me queda mucho por aprender y mucho por hacer por mi cuenta (porque estoy todo el rato tutelada por mis compañeros) pero ya he cambiado el miedo por cierto morro. Ya sé que no entiendo todo, ya sé que no hablo bien, ¿pero me entienden no? !Pues ya está! Ya tengo el rollo aprendido de memoria: "Bienvenido", "su habitación está en la quinta planta" (porque por seguridad no podemos decir en alto el número de la habitación... o ni siquiera dárselo a un amigo o familiar), "¿quiere ir a la Sauna? está abierta de 10.00 a 22.00", "necesito su tarjeta de crédito como garantía"... Le vomito al cliente esta retaíla de frases que me he apuntado en mi libreta, aunque a veces todavía me trabo y tengo que cerrar los ojos, pensar, y volver a intentarlo. Pero es geht! (voy tirando!).

Lo que todavía no consigo controlar es el teléfono... Me entra un escalofrío... Como les dije, yo pensé "bah, sabiendo que no hablo bien alemán, me lo reservarán para más adelante...". Pues no. El primer día de trabajo me dice mi compañera: "Elena, te voy a enseñar cómo se contesta el teléfono". "Noooooooooooooooooooo!!". "Pero no se dan cuenta que no me entero?!?!". ¿Que no te gusta? ¡¡pues tres cucharadas!! Dicen que así se aprende ¿no?, afrontando los miedos...

- "Si buenos días, Gold Inn Hotel Adrema, Frau Navarrrrrro al habla..." - sí, así es como me llaman... con esa 'erre' de guiri que casi da arcadas...
- Guachu guachu guachu...
- Perdone, ¿podría repetir?
- Guachu guachu guachu...
- ¿Que quiere XXX?
- No, guachu guachu guachu...
- Perdone, es que soy nueva y no soy alemana... -digo a último remedio en un intento desesperado- ¿Podría volverlo a repetir? - mientras unos sudores fríos me empapan la camiseta por los sobacos y el teléfono se me resbala entre las palmas de las manos acuosas.
Y aquí pueden pasar varias cosas... Que después de cuatro veces yo lo pille, que el o la interfecta me lo repita hasta que yo lo entienda en un acto de compasión, o que me diga:
- ¿Hay algún otro compañero con el que pueda hablar? - "Scheisser!" (mierda!...). Prueba no superada...

O lo que es peor, que después de colgar el auricular, a pesar de que yo le haya repetido lo que me ha pedido para corroborar, me quede con la duda de si lo entendí bien o no. "¿Me dijo a las 8.40h. o a las 8.15h.? Elena... A ver, tú se lo repetiste todito y te dijo que sí, ¿no? ¡Pues ya está! Ya... pero ¿estás segura?, ¿lo entendiste bien? Las 8.40h. es una hora un poco rara, ¿no? ¿Y si dejas una nota en la ficha del cliente de que lo recogen a tal hora y lo oiste mal y no es a esa hora? ¿Qué hago, lo escribo a pesar de la duda, o no lo escribo y entonces el cliente no se entera de que lo vienen a recoger?". Ya saben... Mis Elenas confrontadas. (...) Me lanzo a la piscina y ¡que sea lo que dios quiera! Total, mañana no vengo... ;)

Ya va mejor la cosa, y ya contesto el teléfono como churros, porque ¡joder! ¡¡como suena!! O directamente le digo a mis compañeros:
- "Porfa, cógelo tú que es el jefe ¡y no le entiendo nada!"

Porque o explotaba, o se lo decía:
- "Herr C. tengo un problema con usted... ... No le entiendo NADA de NADA!!!!". - El pobre, la cara que se le quedo, mirándome a cuadritos, ¡pero lo agusto que me quedé yo! Y es que justo a mi jefe no le entiendo ni papa! 
- "Por qué... ¿hablo muy rápido? ¿hablo muy bajo?..." 
- "No lo sé... pero no le entiendo..." - ¡¡¡Tierra trágame!!!
- "Pero no pasa nada... ¡tú dime que te lo repita!"
- "Ya, pero si le pido que me lo repita por cuarta vez... como que no está bien, ¿no?. - Es mi asignatura pendiente... Y en el próximo departamento me toca con él. ¡¡Madrecita!!

A pesar de todo, noto que estoy más fluida. Aquí "se aprende a taponazos", como diría mi padre.

Lo mejor, es que el tiempo se pasa ¡volando! Bueno, tanto vuela, que a veces salimos una hora o más tarde de lo que nos corresponde. Preparar los check- in del día siguiente (que me ha costado lo suyo pillarle el tranquillo...) que consiste en comprobar que las reservas que tenemos impresas coinciden con lo que tenemos en nuestro programa: modificaciones, cancelacions, nombre bien escrito, fechas de llegada y de salida correctas, precio (porque cada agencia o empresa tiene un precio de oferta distinto), desayuno, pack de negocios, que la dirección de empresa a la que tenemos que mandar la factura sea la que debe ser, deseos del cliente (fumador, con vistas al río, no alérgico, con niños...) y un larguísimo etcétera que no les voy a explicar porque me estrangulan. 

Recibir clientes (y repetir el rollo que les contaba arriba hasta la saciedad), cobrar y no olvidarte de nada (mi primera factura me equivoqué! y uf! menos mal que el cliente era legal! que sino... lo hubiera tenido que pagar de mi bolsillo), contar la caja (y ¡que cuadre!, que es lo más importante), llamar un taxi, cobrar un ticket de metro, un parking o un café, explicar una dirección, escuchar un embrollo que no entiendo sobre qué X o Y no funciona...

Porque no sólo es el idioma, que ya me voy haciendo a base de frases hechas o de un alemán chapurreado, sino el programa y la forma de trabajar del Hotel. Pero me encanta, el no parar, el batiburrillo de gente y de idiomas. Y claro, cuando presiento que alguien habla español... (juas! Ya tengo hecho el oído... bendita Australia!) y le oigo hablar en un inglés acatetado, pasando penurias, le pregunto:
- "¿Habla español?"
- "Yuos sí!! Gracias!!!" - ¡¡es el mejor momento!! En español todo es más fácil! jajajaja.

Y bueno, como ya les he contado en otra ocasión, el alemán no es el único problema. El inglés también. Mis neuronas están tan alemanizadas, que cambiar el chip ¡cuesta un huevo! Si ya entro en una conversación más larga, bien. Pero como sólo tenga que decir un par de frases... ¡Hago ahí una mezcla, que no me entiendo ni yo! ¡Lo peor es que ni me doy cuenta! Que no es una ni dos las que un cliente me tiene que repetir: "En inglés, por favor". O, ¡peor!, que esté hablando con un cliente en español y que al preguntarle algo que no sé a un compañero (como, dónde hay una floristería), termine hablando en español a mi compañero y en alemán al cliente valenciano... *%&$#?!?!?!?! Ahhh! 

O, también me ha pasado, que después de conseguir soltarle toda la explicación a un cliente en inglés, cuando venga el otro cliente siga hablando en inglés, y éste me responda:
- "Puedo hablar inglés pero, por favor, ¡en alemán!" - Ups! Sorry!

Y bueno, lo de seguir siendo española ¡sigue siendo un chollo de vez en cuando! 
- "¿De dónde eres?" - mientras miran de reojo la placa de mi nombre de dos apellidos, cosa poco común por estos lares.
- "Española".
- "Eso pensábamos, pero no estábamos seguros (...)".

O: 
- "Io también hablou un poquitou di espanhol...".
- "Gut!" (Bien!).- y la conversación sigue más relajada, ella hablando un español chapurreado con ilusión y yo con una sonrisa de oreja a oreja, en... lo que me salga.

O por teléfono, para endulzarlo:
- "¿Perdone, le puedo preguntar de dónde es?".
- "Soy española, de las Islas Canarias".
- "Wow! (...) -y a continuación un sinnúmero de halagos por mi tierra patria que me alegran el resto del día.

Y como suele pasar, hay días en los que apenas tenemos trabajo y te la pasas haciendo el canelo, u otros en los que el hotel está lleno y no tienes tiempo de respirar. O todo o nada. Así es este trabajo. O no aparece un cliente en tres horas, o aparecen todos de una, haciendo cola hasta la puerta con mirada desesperada por tener su habitación cual trofeo. 

Cuando un cliente llega y la cosas no se complica... lo llevo bien. Lo malo es que las cosas no son siempre así de fáciles, y muchas veces tengo que estar preguntando constantemente a mis compañeros, que tienen que estar hasta las narices de mis incesantes preguntas. Pero... ¡qué le voy a hacer! Luego, las veces que he intentado hacer las cosas por mi cuenta sin preguntar he metido la pata... y claro, eso hace que la confianza que uno tiene en sí mismo retroceda dos pasos... Life... (Así es la vida!).

Y el ordenador se combina con la letra de puño y letra de toda la vida. Escribir las tarjetitas de bienvenida con los nombres y período que el cliente se queda. Señores con nombres de Viernes (Herr Freitag), León (H. Löwe o Loewe... como la marca de cosméticos), Suerte (H. Glück), incluso un Craig David! (que desgraciadamente no era el que yo esperaba...). O nombres polacos con más de siete consonantes en el mismo apellido: "Lo siento, pero creo que no voy a ser capaz de repetir su nombre...".

¿Turno de mañana o turno de tare? Por ahora casi todo ha sido de tarde, pero no hay nada dicho. Am Empfang (en repeción) no tenemos un horario mensual. Va de semana en semana. Cuando me toca de mañana -8.00h.- (que sólo ha sido un par de veces por ahora) tengo que pegarme el madrugón pero luego tengo el día libre; cuando me toca de tarde -14.00h.- puedo dormir la mañana, y no hago nada, pero ¡duermo! y trasnocho, que ya saben lo que me gusta... 

Todavía me estoy adaptando, y lo noto, porque a veces "me parezco a ellos". Estoy tan concentrada en mi trabajo que no me da tiempo ni de sonreir. Sólo de darme cuenta de que la peste de canción Ay! si eu te pego ha sonado por quinta vez en lo que vamos de turno... La radio es igual de martilleante en todas partes, parece.

Y después de acabar el día, sólo pienso en llegar a casa o tomar una cerveza que diluya el tropel de clientes que han decidido quedarse en mi cabeza para embotarla. Porque eso es lo difícil, ¡dejar a los clientes en el Hotel! Aprender a dejar la factura que hice mal, el check-in en el que me equivoqué, la frase que dije mal, el fallo que cometí y que mi compañer@ tuvo que corregir, lo que no me dió tiempo de hacer... Dejar todo eso en Gotzkowskystr. número 20 es muchas veces complicado. Gracias que mi música y mi libro de Don Rigoberto me ayudan a desenchufar el cable que me ata al hotel de forma permanente.

¿Quieren verme un poco más en escena? Un par de fotitos... para que pongan cara y color a la barra en la que se reparten tarjetas de habitación.
De izquierda a derecha: Kathy, Gina, Frau Rhein y yo.
Fikret y yo.
Seguro que en lo que me queda tengo más historias que contarles... Por ahora... Wilkommen im Adrema Hotel! (Bienvenidos a Adrema Hotel!).

9 de marzo de 2012

¡Chute de Adrenalina Familiar!

Y después de Silvia, ¡¡más visitas!! Dos diítas muy bien aprovechados con mi madre y mi hermana!!!

No pude ir a buscarlas al aeropuerto porque trabajaba, pero así me vinieron ellas a buscar al Hotel, y me vieron con el uniforme y en el lugar en el que paso la mayor parte de mi tiempo. ¡Qué ilusión!
¡Reencuentro!
Y lo mejor, ¡¡el fin de semana lo teníamos enterito para nosotras!!

¿Les suena? jajaja! Alexanderplatz hasta en la sopa! pero esta vez desde otra perspectiva.
De paso por la Hauptbahnhof...
Y este paseo, que lo descubrí con Silvia, a lo largo del río Spree. ¿Cómo era sister? Schhhhhhpreeeee!! Y así, al solecito, y con fresquito en la cara, vimos desde dónde gobierna (o nos oprime) la Merkel:
Der Haus der Kulturen der Welt...
El Reichstag a lo lejos, precidiendo el barrio de Mitte con su cúpula de cristal.
"Mami, saca la foto ya!!!! que con esta tortícolis no puedo girar el cuello más!!"
¿Y donde vive la Merkel?
Bundespräsidialamt.
Y como no, la foto que no podía faltar de Ali con el Reichstag detrás.
Y como no podía ser menos... La Brandenburg Tor. ¿Cuál le gusta más? ¿¿Con...
o sin flash?? ¡Me encanta esta foto de espaldas!

Sisters in Berlin!
¿Como era Ali? "A mi esa puerta ¡no me importa nada! Nosotras sólo vamos a verte a ti!!!", jajaja!
Y por primera vez, desde que estoy aquí, el monumento a los judíos de noche. Que en la penumbra y oscuridad de la noche parece aún más triste y desamparado...
Y para continuar con el recorrido, una parte de muro: Este y Oeste unidos de la mano.
"¿Pero que cochinada es esta? Chicles en el muro.... La otra vez que yo vine no estaban todos estos chicles!", by Alicia madre.
Y el Sony Center, con ese edificio que parece un quesito del Trivial.

Grand Hotel Esplanade. De estilo neo-rococo y neo-barroco fue uno de los lugares de reunión más importantes de la alta sociedad berlinesa. Destruido, como gran parte de la ciudad, durante la Segunda Guerra Mundial, fue reconstruido y protegido por una mampara de cristal. Ahora, la modernidad de la cúpula del Sony Center convive con este edificio histórico donde estuvieron personajes como Greta Garbo o Charles Chaplin.
Y después de un día de caminata, a nuestro ritmo, eso sí! El domingo todavía por delante. Después de un buen desayuno, como manda en la Familia Armas Navarro, nos dirigimos al Museum Inseln.
Y como siempre que hay tanto dónde ver, hay que elegir... Esta vez dirigimos nuestros pies hacia la "Bondad de Atón, la Bella". Donde hasta el edificio es majestuoso...
¡Me encanta esta puerta!
No les voy a poner mil fotos de cartuchos egipcios, esfinges, estatuas y canopos. Sólo estas dos reliquias que me parecieron preciosas.
Pero sin duda la estrella del Museo.... NEFERTITI! O Nofretete, como le dicen en alemán.
Una sala para ella sola, pintada en los mismo tonos que su corona. Paz, admiración... No words...
(Kit kat). Ali, ¿te acuerdas que nos dijiste de una actriz guapísima que hizo de Nefertiti? He estado mirando y existen tres pelis: The Egyptian de 1954, con la actriz Bella Darvi.
¡Guapísima! me parece, pero no es negra como decías tú, es polaca-francesa...
Nefertiti, Queen of the Nile, de 1961 con la actriz Jeanne Crain:
Que a mi no me parece tan guapa...
Y una peli de 1994 que no creo que sea esta a la que te refieras: Nefertiti, figlia del sole, con la actriz Michela Rocco di Torrepadula:
¿Cuál es? A lo mejor no es ninguna de las que te digo...
Berliner Dom al fondo.
Y después de la foto con el Parlamento, la Universidad de Derecho para una gran jurista ;), y no es amor de hermana, con la Biblioteca Vacía a sus pies.
Antes de volver a casa, la Gendarmenplatz.
Y como colofón una cena alemano-español con mis compañeras de piso. Sus Kloßen estaban buenísimas, pero donde haya un queso canario y un jamón serrano... mmm!!!
Pero no todo fue visitar, hablar y caminar. También tuvimos momentos de infusiones de mil sabores y baños de Cleopatra... ¿verdad? jajaja! De hecho, ¡creo que yo me voy a dar uno ahora! Cuando me termine el vinito que tengo entre mis manos!
¿Siguiente?

8 de marzo de 2012

Silvia y la Berlin underground (IV y fin)

En "mi barrio": Oranienburg Tor. Y como no podía ser menos, una visitita al Tacheles, para tocar todos los ambientes de Berlín. Como era eso Silvia... "mami, visité una casa super chula llena de mendigos!", jajajaja. Aquí por fin unas fotos de lo que en su día sólo les describí.
Aunque a primera vista no la vean, ¡Silvia está al fondo!
Napo 46...
Si se fijan bien, este cuadro está hecho con ¡basura reciclada!. Pajitas, chapas, trozos de perchas...
Lo que les contaba la otra vez, ¡¡¡todo hecho de corcho!!! Alucinante.
¿Veo veo, qué ves? YA ¡un sello con el hundimiento del Costa Allegra!
¿Chávez?
¡Me encanta!
Los cuadros se mezclan con las paredes...
¡Pez globo! Me acordé de Edi, ¿verdad?
¡Graffitti hasta en un árbol!
Y a unos pocos metros del Tacheles, la Nueva Sinagoga de Berlín. Inaugurada en 1866, fue la sinagoga más grande de Alemania, con una capacidad para unas 3.000 personas.
Y aunque no entré a la Sinagoga con Silvia, como un día fui de visita, aprovecho y les cuelgo las fotos aquí. La verdad que me decepcionó un poco por dentro, porque me imaginaba que era una "iglesia", un sitio de culto, pero es más bien un museo. Aunque tiene historia, ¡vaya si tiene historia!
Isaías: "Abrid las puertas para que pueda entrar la nación justa, la que permanece fiel".
Frase que está a la entrada del edificio.
El edificio actual es una reconstrucción del original, pues éste fue gravemente dañado por el fuego durante la Noche de los Cristales Rotos en 1938 y, posteriormente, durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
El edificio fue diseñado por Eduard Knoblauch, sin embargo una enfermedad le impidió continuar con el proyecto, que pasó a manos de Friedrich August Stüler (con la ayuda de Hermann Hähnel y el hijo de Knoblauch, Gustav).
Sala museo.
Un rollo de la Torah. Al fondo, Sinagoga principal que fue dinamitada y demolida en 1958.
La decoración interior del edificio, también de mano de Stüler, tiene un estilo morisco bizantino.
Lo que queda del púlpito.
Curiosidad: la primera rabina judía fue una tal Regina Jonas, reonocida como tal en 1935. Se sentaba con los rabinos, daba clases de religión y realizaba tareas pastorales, pero se le prohibió predicar desde el púlpito de la Gran Sinagoga de Berlín. Murió en Auschwitz en 1944.

Vistas desde la cúpula, que en su día fue uno de los miradores más altos de la ciudad.
La Torre de Televisión al fondo.
Vista de una de las torres de la Sinagoga desde la cúpula.
Sala de representantes: asamblea del Parlamento de la comunidad judía.
Y para acabar con este apartado de repaso histórico judío, una frase que me encantó: "Buscar la verdad, amar la belleza, querer el bien y hacerlo mejor. Éste es el destino del ser humano" - Moses Mendelssohn. 
(*) Filósofo alemán, defensor de los derechos de los judíos y un gran impulsador de los pensamientos de la Ilustración. Ganó el premio de la Academia de Berlín al mejor ensayo sobre un tema metafísico: Sobre la evidencia de las ciencias metafísicas (quedando Kant en segundo puesto), recibió el título del "Sócrates alemán" por su tratado Fedón, o sobre la inmortalidad del alma, y también fue odiado y considerado hereje entre los rabinos de la época por traducir la Torá al alemán (por traducir la lengua sagrada). Es el abuelo del famoso compositor Félix Mendelssohn.
Y volviendo a la semana con Silvita. Cena de despedida en una pizzería ¡a las dos de la mañana! que encontramos abierta ¡de chiripa!
Prust!  (¡Salud!) ¡¡Y hasta la próxima!!