Y la experiencia llega a su fin...
¡De vuelta a casa!
19 de diciembre: Berlin -Madrid (07.25-10.50h) - por EasyJet.
21 de diciembre: Madrid - LPA (12.50-14.50h) - por Ryanair.

7 de enero de 2012

Schnauze(r)

- "Entschuldigung!" Necesito coger el metro para Karl-Marx Strasse pero no veo que pase ningun tren ahora... ¿Es aquí dónde debo cogerlo?
- Wachu wachu.
- ¿Perdón? no le entiendo.
- Wachu wachu.
- mmm... ¿podría repetir, por favor?
- Wachu wachu - y dirigiéndose a su colega con cara de perro y en un tono poco coridal- "se lo digo, y no me entiende!" (claro, como siempre pasa, eso ¡sí lo entendí!).
- Lo siento, es que no entiendo bien alemán...
- Wachu wachu, wachu wachu... "Da igual... Te llevamos, sígueme...".

Schnauze en alemán significa "hocico". Así se llama una raza de perro que se caracteriza por tener bastante pelaje en la nariz. Y Schnauzer es como se dice coloquialmente "bigote". Y como Schnauze (no sé si con 'r' o sin ella) se conoce también a los berlineses. Por su caracter rudo, grosero, seco y directo.

Esta es la tónica. Primero muerden y depués tienen un gesto que se podría considerar de... "cordialidad" o "cariño". Y lo pongo entre comillas, porque para ellos será tal... pero es un tipo de "gesto" que, como decirlo... no llego a entender... Todavía ando descolocada en esto de las "relaciones sociales germánicas".

Y, sin embargo, otro día (o, mejor debería decir varios) salgo del vagón del metro con el mapa en la mano y mirando por qué salida tengo que ir, cuando alguien se para delante de mi, me mira, me observa, espera unos segundos y entonces me pregunta con un sonrisa en la boca: "¿necesita ayuda?, ¿a dónde quiere ir?".

Con el estómago vacío, y esperando a que se caliente la leche en el fogón, aparece mi compañera de piso. El rutinario saludo: que tal el día, hace frío, no hace tan mal tiempo, qué haces hoy...  Ella mientras se prepara un tentempié: un té y una tostada con queso... y cuando termina, en vez de sentarse en la cocina, coge su plato y su taza, me desea Guten Appetit y buena noche, y con la misma desaparece por la puerta y se encierra en su cuarto... ... Y así, me quedo dándole vueltas a un tazón de leche blanca.

¿Por qué no hacemos un calendario de adviento? (...) Cada una tiene que comprar cuatro regalos, le ponemos a cada uno una fecha, y cada día le toca a una abrir un regalo. Y así nos pegamos todo el mes de diciembre abriendo "regalitos" tipo amigo invisible. Sales de baño, un Papá Noel de chocolate, una vela, libro con recetas de repostería de adviento, una postal... Super navideño, super entrañable, super freundlich ("amigable"). Y con cada regalo la relación se va calentando un poco más.

En la taquilla veo escrito el nombre de Frau Rhein. "Hola, ¿también trabajas en Housekeeping?" - "Sí", rotundo. Termina de ponerse el uniforme de trabajo y se va. 

Nuestra jefa nos saluda, nos informa de las novedades y nos da trabajo: lustrar los muebles de las habitaciones. Mi compañera, una chica más jóven que yo, tirando a rubia, piel blanca y ojos azules. Le pido que me explique un par de cosas que no le he entendido bien a mi jefa, me contesta cordialmente y vamos de una habitación a otra haciendo nuestro trabajo. Media hora, una hora... y sin intercambiar NI UNA palabra, sólo algunas frases cortas sobre el trabajo. Los silencios me incomodan, con ella y con cualquiera. Tengo ganas de preguntarle mil cosas, ¡¡y de que ella me pregunte a mi!! A fin de cuentas soy nueva, y lo normal es que tuviera cierta curiosidad... ¡por lo menos en saber cómo me llamo! ¿No? Pues no. Media hora, una hora, hora y media... Yo me muerdo la lengua por ver cuánto aguanta en este silencio que a mi me mata... Ni un que tal tu primer día, ni un de dónde eres, ni un cuántos años tienes, ni un cuánto tiempo llevas en Berlín, ni un dónde vives... ¡lo tipíco vamos! Aguanto y aguanto en este juego mudo alemán. Y. por fin, una pequeña interacción: "¿de dónde eres?" y "¿tienes novio?" (que no sé por qué es lo primero que me preguntan todas las chicas...). Punto final. El resto del dia, (y el resto de los dias) nuestra relación se limitará a lo profesional, para explicarme en un alemán más lento que es lo que debemos hacer y en pequeñas sonrisas que todavía no se bien si son forzadas o, de verdad, una forma de hablar. En ese sentido, me estoy volviendo una experta en expresión corporal y comprensión gestual.

Me quejo, me estreso y me angustio sobre este comportamiento seco y apático. Y, de pronto, me sorprende el dia de Navidad con una caja de bombones. "¡Es para ti! Frohe Weichnachten!", con una sonrisa de oreja a oreja. Y me deja descolocada...

Y los dias siguen pasando entre personas que no saludan, que no me dirigen la palabra, que hablan y actúan como si yo no existiera.
- ¿Y qué tal estás?
- (...) tengo un dolor de muelas... no se si me la tienen que sacar...
A continuación un intercambio largo y rápido entre mis dos compañeras sobre muelas, experiencias ajenas y un etc. que no entiendo bien del todo.
- Pues a lo mejor, ¡lo mejor es que te la saquen!, intervengo yo brevemente.
Pero ¿alguien me contesta?, ¿alguien me mira como para hacer entender que me ha oído? Claro que no. La conversación entre las otras dos personas que están sentadas a mi derecha e izquierda hacen oídos sordos, y siguen en su conversación como si yo fuera parte del mobiliario. Termino de comer en silencio.

Pero es que creo que debemos diferenciar. Una cosa es que de entrada sean secos, antipáticos, porque "son así"; y que con el tiempo sean puro encanto. Pero hay cosas que para mi son más bien: falta de educación, falta de respeto y "frustración" enconada (y no lo digo yo, que esta palabra ha salido de un hocico berlinés).

Voy de camino al despacho, me pisan los talones dos chicos a los que siempre veo juntos... Yo voy con paso tranquilo, sin prisa pero sin pausa, noto que me quieren adelantar, y lo hacen mientras hacen un comentario sobre "la española" que va demasiado pachorrúa, me parece entender. Tengo que poner unos ganchos a unas cortinas para colgarlas, y lo tengo todo bien dispuesto sobre mi lugar de trabajo. La cortina en sí, las cajas donde se guardan los ganchos, unos cuantos desperdigados sobre la mesa... Vamos, lo que quiero decir es que se ve que yo estaba ahí sentada. En milésimas de segundo entramos los tres al despacho, y noto, siento y veo como la mole inmensa de hombre que en un mes no me ha ha dirigido la palabra, coge la silla y se sienta. "¿¡Alo?! ¿¡¿¡Hola?!?! ¿No te has dado cuenta de que era yo la que estaba ahí? Un simple...: "Perdona, va a ser un momento", una broma de yo qué se... "Llegué antes que tú", un "jódete!". No. Se sienta, quita mis cosas (sin preguntarme o mirarme, claro está) y se queda tan pancho. Una mezcla entre alucinación, cólera y resignación nace en mi interior... Le miro, y en un esfuerzo porque se de cuenta de que yo existo y que me ha usurpado mi lugar, le pido perdón, paso mis manos un poco exageradamente por delante de su cara para coger mis cosas, me siento en el suelo y continúo mi tarea. ¿Mala leche o falta de educación? ¿Quiere dejarme claro que es "jefe" y no le importo lo más mínimo? ¿O son simplemente así, sin maldad ninguna?

Tengo que colgar unas cortinas. Y mi jefa y yo hemos dejado en una habitación las cosas que necesito, entre ellas una escalera, imprescindible. Después de un par de recados, regreso a por todo, pero... la escalera ha desaparecido. ¿Dónde estará, si hace menos de 5 minutos que la dejamos aquí? Voy a buscarla, a la habitación de uno de los técnicos, que es donde se guarda siempre, y un amable Señor me suelta nada más verme: "la escalera es mía, cuando la quieran me la tienes que pedir". ... ... "Lo siento... es que tengo que colgar unas cortinas... Gracias. Por cierto, me llamo Elena. ¡Buen día!". Hay que... puntos suspensivos...

Y así, las pocas ganas que tengo de hablar se me van quitando. Y cuando lo hago, me parece que las palabras que había conseguido atesorar en este mes y poco que llevo en esta ciudad de perros, ¡se han ido al infierno!
Así que escucho y escucho y escucho... E intento aprender de la "táctica alemana" de no hacer NI PUTO CASO y de ahorrar palabras, saliva y esfuerzo.

Y eso que los berlineses son más simpáticos que en el resto de Alemania, según me han dicho, que sino... Antídoto: "no permitir que entre la gente y el clima me ponga mohosa" (me la repito todos los días mami), una crema llamada "Resbalín" o, y quizás lo más importante pues es un consejo de un alemán: "encontrar la belleza en el carácter y la actitud seca".

2 de enero de 2012

Gute Rustch! ...from am to pm...

"¡Feliz Año Nuevo!", eso es lo que significa Gute Rutsch! Y desde primera hora de la mañana se nota que es el último día del año, porque en la capital berlinesa el aire se inunda de un ruido constante e incesante: petardos y cohetes. Sí, los epañoles también somos ruidosos pero, debe ser, que aquí todo el ruido que no suelen hacer de diario lo hacen todo el 31. No había visto cosa igual...

Por fin ¡Fin de Año!, no sé si contenta por despedir este año de número impar que tantas lágrimas me ha hecho derramar... no sé si porque todo el ambiente navideño me inundó de sopetón... o no sé por qué, pero estaba feliz y enralada.

Trabajé por la mañana, pero nuevamente salí antes de mi hora, me eché una siesta y me preparé a toda prisa para despedir el año. 

Primero, quedé con Gabriel, el chico de Tandem, para tomarnos una cerveza (como ven, ¡ya estoy hecha una alemana! pues la cerveza se está convirtiendo en "el agua germana"). Al final no vino conmigo a la fiesta que me habían invitado, pero quedamos un ratillo para celebrar el comienzo del nuevo 2012 y, en parte, el habernos conocido.
Gabriel y yo.
Después, había quedado con mis compañeros de trabajo, Gina y Axel, en que los iba a buscar al Hotel para ir todos juntos al local donde era la fiesta. De camino en metro cene un Kebab, que me sentó a gloria. La gente me miraba, porque mientras yo comía sentada en un vagón muchos estaban ya con botellas de champán (les encanta) y con chupitos varios. Empezando a calentar la noche y el hígado, entre gritos de felicidad y alboroto poco común.

En verdad, hubiera querido pasarme antes por la Puerta de Brandenburgo pero, como siempre, se me hizo tarde. Por otro lado, todo berlinés me ha desaconsejado durante estos días que lo haga: "la gente se vuelve loca", "la gente tira montón de petardos", "adolescentes idiotas tiran petardos a las guaguas y taxis", "bf... la Puerta de Brandenburgo es un agobio, no se puede ni andar", y un largo etcétera. La moraleja: "¡cuidado!". Y no entendí lo de cuidado hasta que no iba andando hacia el hotel, y a 50 metros de mi persona chocó un petardo contra una puerta de una casa, ¡babuuum!, donde una señora se metió rápidamente aterrorizada. Ahí me dije, "!Ay mamacita, no sé por dónde van a caer!", y seguí con paso ligero y encogida como un gato. Porque, como les reitero, la capital alemana se convierte en una fiesta pirotécnica y estruendosa sin par. Y no importa qué edad tengas, ni a dónde lo dirijas... ¡allá va petardazo! ¡Pim! ¡Pam! ¡Pum! ¡Babuuump!

Mis compañeros me reciben en el hotel con una copa de champán, ¡como no!. Y de ahí nos dirijimos a... atención al nombre: From am to pm... Madre, ¡qué peligro! Un bar o club de 24 horas... Donde efectivamente me quedaría de am to pm... y ¡de pm to am! 
Gina, Axel y yo.
Y como mi compañera Gina ha trabajado en el local y conoce a todo el mundo aquí... Pues más peligro todavía, estuvimos invitados a "casi" todo. Champán en vez de uvas, caipirinhas, cervezas... lo que quisiéramos. 

Bailamos un rato y... ¡Las 12! Salimos al frío a ver los fuegos. Y bueno, aquí los fuegos... no sé, sólo se disfrutarán bien en la Puerta de Brandenburgo porque lo que yo viví no fue una experiencia de color, sino una experiencia ensordecedora de petardo va, petardo viene. Desde los edificios, a tres metros de mis pies, a lo lejos, en una papelera, desde la estación de tren, delante de mis narices... Lo peor es cuando no los ves, no te da tiempo de taparte los oídos, y una bomba estalla tu tímpano mientras todo tu cuerpo retumba en una explosión placentera. Y a pesar de no ver bien los fuegos a los lejos, me quedé en la interperie envuelta en este estallido de pólvora hasta que los oídos me pitaron, y ya no oía más.
 
Prust!, ¡Chin chin!, ¡Feliz 2012!
 Después de estos abrumadores cinco o diez minutos, volvimos a llenarnos la cabeza de música. Billie Jean is not my girl, Lady Gaga, Rihanna, I Need a Dollar (como me acordé de ti brother!), Bob Marley, Lauryn Hill, hip hop, chunda chunda, ... ¡De todo!

Y brindamos. Y encendimos bengalas.
Y del frío pasamos al calor. Y de lugares alternativos, como hasta ahora he experimentado, paso a un lugar chic. Presenciamos un streaptease de ambos sexos y disfrutamos de un show con fuego.
Y Gina nos presentó a sus amigos. El dueño, que es ruso. El encargado, que es francés. Y un camarero, que es español, pero al que llaman Francesco. ¿Les ha pasado eso de que empiezan a hablar con alguien y, de ipso facto, pasa de ser un desconocido a alguien de toda la vida? ¡Pues igual!
Gina y François.
Y así, bailé y baile. Y pasaron las horas. Y se fue Axel. Y se fue Gina. Y me quedé hablando con Francesco. Hablando y hablando con un mallorquí de madre inglesa, que se crió en Málaga, que ha vivido en los cinco continentes, que es entrenador de golf, que ha trabajado como croupier y que en Berlín trabaja de camarero. Hablando y hablando como si fueramos colegas de toda la vida. Definitivamente, como siempre me dices Naty, los españoles... ¡somos españoles!. Y el reloj seguía su andadura por el primer día del año. Y nosotros seguíamos hablando y hablando. Y de pm to am. Y de pronto ya eran las doce, ¡pero del mediodía...!

Y así el último día de mi año, fue larguísimo. Y el primero del 2012 lo pasé en un profundo letargo de unas 18 horas... 

¡Feliz Año Nuevo!

31 de diciembre de 2011

II. De Chira a Chora: punto de inflexión...

Y como no podía ser menos.... En una típica mañana lluviosa de Berlín... 

Acordándome especialmente de ti Taber, y de Papá (¡te tengo que traer!) y de ti Mami... Caminando horas entre majestuosas y gigantescas obras de genios y poderosos...
Berliner Dom.
¡Mis botas nuevas! ¡¡¡IMPERMEABLES!!!
¿? Ni idea... pero chulo.
Museo de Pérgamo.

Y la gran joya de la corona... El Altar de Pérgamo: Importante decir, que el museo se creó exclusivamente para estaba obra y está hecho a medida del altar, monumento religioso que representa la culminación del "barroco helenístico". Construido en la Acrópolis de Pérgamo. Los frisos que rodean todo el altar representan una Gigantomaquia y la historia de Telefo (demasiado tarde y demasiado sueño como para mirarlo, en otra ocasión...). Fue descubierto por el alemán Carl Humann en 1871, pero no sería reconstruido en Berlín hasta 1886, tras arduos acuerdos y una sustanciosa compensación económica al Imperio Otomano.
... sin palabras...


Y del Altar de Pérgamo al Templo de Atenea: bueno, la fachada del Templo de la diosa de la guerra, la sabiduría y las artes.
Si así eran las columnas... ¡cómo sería el templo!
Fachada del Templo de Atenas.
Atenea

Y volvemos a abrir la boca con la Puerta del Mercado de Miletos: construida en tiempos del emperador Adriano hacia el año 120 a.C, constituía la entrada sur al mercado, aunque posteriorimente sería integrada en la muralla de la ciudad por Justiniano. Un tal Theodor Wiegand llegó en 1908 a la Isla de los Museos con la puerta romana en ¡533 cajas!
 

Y para rematar... La Puerta de Ishtar: una de las 8 puertas monumentales (14 metros de altura x 10 de ancho) de la muralla interior de la antigua Babilonia. A través de ella se accedía al templo de Marduk, dónde se celebraban las fiestas de fin de año, ¡muy propicio para la fecha!

Los restos de la puerta fueron descubiertos por los arqueólogos alemanes en Babilonia entre las campañas arqueológicas de 1902-1914. ¿Cómo llegaron tan lejos? Todas las grandes potencias del momento ya se habían apoderado de ruinas importantes como símbolo de grandeza y expansión y se las habían llevado a sus tierras europeas (qué mejor ejemplo que la expoliación de Inglaterra a Egipto), y cuando los alemanes quisieron emular ese poderío (promovido por un Rey de cuyo nombre no consigo encontrar) ya todo lo "relativamente cerca" estaba saqueado.
Puerta de Ishtar. Construida por Nabudoconosor II en el 575 a.C.
Compuesta por ladrillos vidriados de color azul (lapislázuli).
¡Espectacular!
Réplica del Código de Hammurabi. 1760 a.C
Conjunto de leyes más antiguo que se conserva (Ley del Talión),
y uno de los mejores conservados de la antigua Mesopotamia.

Una mirada al "cómo era".
Arqueros persas del friso del Palacio de Darío en Susa,
conocido como el "friso de los arqueros".
Datada del 520-521 a.C.

Una vez visto lo grande y dar una vuelta por otras exposiciones como la islámica, ¡como no!, salimos para echar algo al estómago. Aunque con una pequeña parada en una Iglesia que había al lado de un mercado de Navidad. Una iglesia convertida en museo... Estaba destinado a ser un día contemplativo.
Berliner Dom / Catedral de Berlín
La Iglesia "sin nombre"...
¡Me encanta!
Y jolín Ali, esta no sé por qué... pero me recordó a tí y a mi. Yo la he titulado "Las dos hermanas"... ¿A que sí?

Y nuevamente, a la alemana: mercadillo navideño, con Gulash y Glühwein con un chupinazo de ron ¡para calentar a medio Berlín!
Al fondo la catedral y la Fernsehturm.


Otra zona que queríamos ver, era la zona del muro que está pintada por artistas graffiteros famosos, conocido como la East Side Gallery. 1,3 km de muro a orillas del río Spree, que cuenta con unos 100 murales que ensalzan la libertad, la unificación, la paz, la esperanza...

Esta zona del muro fue pintado en 1900, sólo por la parte este del muro, tras la fundación de dos asociaciones de artistas alemanes (VBK y BBK). Entre 2008 y 2009 se llevó a cabo una renovación del muro, dado el mal estado de las pinturas (vandalismo y deterioro). Esta renovación supuso la destrucción de muchos de los murales. Después se quería que los autores pintaran de nuevo dichas obras, pero muchos se negaron, alegando que lo que se debía haber hecho no era tapar los graffiitis en mal estado sino ¡restaurarlos!. Aun así muchas de las obras que se eliminaron fueron copiadas sin su permiso lo que ha llevado el caso a los tribunales. 

El East Side Gallery se considera la galería de arte libre de mayor longitud y duración del mundo, según dice la Wiki. Sin embargo, nosotros no lo pudimos disfrutar más que diez pasos, pues el cielo se había empeñado en soltar un tremendo chaparrón, y a falta de paraguas, ¡a resguardarse! Aquí les dejo una mini muestra de lo poco que pudimos llegar a ver.
Y Punto. O sea, esto y nada, es lo mismo... Pero como siempre hay que dejar algo para la vuelta.. Haremos una segunda vuelta, pues, al muro de la creación.

To be continued... Fortsetzung folgt... Continuará