Y la experiencia llega a su fin...
¡De vuelta a casa!
19 de diciembre: Berlin -Madrid (07.25-10.50h) - por EasyJet.
21 de diciembre: Madrid - LPA (12.50-14.50h) - por Ryanair.

13 de diciembre de 2012

San Nikolaus. 6 de Diciembre

Voy con un poco de retraso, pero se los cuento igual...

El día cinco de diciembre recibo un mensaje de Axel: "¿Quieres venir mañana a un asadero por Nikolaus con mi familia?". Le digo que ok, pero pienso: "eso del asadero... lo habré entendido mal o tiene que ser una ¡broma! porque no para de nevar y hace un pelete del carajo... Y... oye... ¿Nikolaus, vamos, Papá Noel, no se celebra el 24 de diciembre Elena? Bueno... ya mañana le preguntas".

Y es que en Alemania, se celebra Papá Noel el 24 de diciembre; no se celebran los Reyes Magos el 6 de enero; peeeeeeeeero se celebra una cosa parecida un mes antes. El 5 de diciembre se celebra Saint Nikolaus.

El 6 de diciembre me levanto, y al salir de mi cuarto, veo mis botas delante de mi puerta (que nunca las dejo ahí), y dentro de las mismas un pequeño paquetito que no sé si es que veo doble de lo dormida que estoy o si de verdad es lo que estoy viendo. Me agacho y cual no es mi sorpresa, que tengo ¡¡¡unas sales de baño y chocolate!!! ¡Pero que guay! ¿no? Le pregunto corriendo a Jule, y me cuenta:

La leyenda de San Nikolaus se remonta al siglo III, era un obispo que tras la muerte de su padre dona toda su fortuna a los pobres e ingresa en un monasterio. Sin embargo, no es famoso por eso. Su renombre viene porque repartía regalos y dulces a los niños que se portaban bien. Se cuenta que llevaba un cuaderno dorado en el que tenía apuntado la buenas y malas acciones de los críos. ¿Y los que se portaban mal? Se dice, también, que el obispo contaba con la compañía de un paje llamado Ruperto, que era el encargado de azotar a los niños "malos".

San Nikolaus muere el 6 de diciembre del año 342, de ahí que la fecha quede como símbolo para los alemanes y la zona de Europa del Este. 

Este obispo es también "protector de la gente en situaciones de peligro, marineros, comerciantes y cocheros". Y se afirma que esta tradición de repartir los regalos es predecesora de Papá Noel. 

Así que el mensaje de Axel era cierto. Y cierto también era lo del asadero al ¡AIRE LIBRE! Típico (quizás no en todas las familias...) de hacer un Grill a base de salchichas y Glühwein (vino caliente)! que la verdad que se agradecen soberanamente a la interperie. Eso, un fueguito (¡con el que casi se me queman las botas!), y ya lo que me echen!! Como no van a ser fuertes estos alemanes.... Y nosotros nos quejamos de la Cumbre ;)

Para que se hagan una idea de como era el asadero.
Grill: Salchichas y calentando el Glühwein, que hacía tanta rasca
que a pesar de tener un termo, ¡se enfríaba enseguida!
Ah! y Waffels! ñam ñam
¡Feliz Nikolaus! Y dentro de un mes, ¡Los Reyes!

12 de diciembre de 2012

¡Usa la cabeza!

Voy a pagar unas cervezas en el Späti (el 24 horas), y de pronto me doy cuenta que llevo los auricurales en las orejas. 

- "Perdón, no llevo música, pero se me ha olvidado quitarme los cascos... no me habia dado cuenta".

Y como para que no me olvide de las conversaciones espontáneas...

- "Hoy toda la gente jóven lleva música, móvil, internet... ¡Pero no tienen cabeza!. ¡Hay q aprender! Hay que usar la cabeza y aprender. Hace 11 años que estoy aqui y tengo trabajo, ¡¡gracias a dios!! Hoy mis hijos, 'Papá, Papá... quiero unas Nikes'. Y mañanase aburren y vienen pidiendo otra cosa...

La gente joven lo tiene todo, pero no tienen cabeza. Hay que ir al colegio y aprender. El día de mañana se mueren tus padres, y si no has aprendido nada ¿que haces? ¿Pides dinero? Hay amigos que vienen -y pone las manos en cuenco- 'Ay! dejame unos céntimos... Ay! ¿tienes trabajo para mi?' 

Hay que usar la cabeza -y se toca el cráneo con el pulgar- ¿me entiendes?

Mírame -se saca el móvil de la chaqueta- lo tengo desde hace diez años lo menos, y me sigue funcionado. Lo que quiero es llamar, ¿y sigue funcionando, verdad? -mientras se dirige a su compañero-. Y mira, ropa normal, pero tengo trabajo. 

Mis padres vinieron de Istanbul, once hermanos y tres mujeres ¿Te imaginas?

¡Hay que aprender y usar la cabeza!"

11 de diciembre de 2012

Photoshooting


Salgo del cine de ver Cloud Atlas en alemán, confusa por la película, dándole vueltas a la historia, buscándole sentido (...), buscando las palabras de las conversaciones en que me perdí... Y de pronto...

- "Schöne Ausstrahlung!" ("Schön" es bonito y "Ausstrahlung", como lo puedo traducir: aura, atractivo o también: irradiación, carisma...)
- "Wie bitte?" (¿Como?)
- "Schöne Ausstrahlung!"
- "Sorry?" (¡Jolín! no le entendía...  ¿Perdón?)
- "Das Sie haben eine schöne Ausstrahlung, deswegen habe ich Ihnen geguckt". (Que tiene un atractivo/aura bonito, por eso la he mirado)
- "ah! Danke..." (ah! gracias...)
- "Sie machen etwas kreativ, oder? Sie sind kreativ..." (Usted hace algo creativo, ¿verdad? Usted es creativa...)
- "Na ja..."- y miro al infinito intentando buscar la creatividad en mi vida pero, sobre todo, intentando adivinar lo que este señor se imagina sobre mi persona. 
- "Ja. Sie sind kreativ! Musik, vielleicht? Design..." (Sí. ¡Usted es creativa! ¿Algo relacionado con la música, quizás? ¿o diseño...?)
- "Eigentlich nicht" (Pues en verdad no)
- "Und woher kommen Sie? Woher kommt seine Accent?" (¿Y de dónde viene? Porque ese acento...)
- "Ich bin Spannierin" (Soy española)
- "Ah! española! No tiene el típico acento español. ¿Lleva mucho tiempo viviendo aquí?"
- "Un año".
- "¿Y usted? ¿Dónde aprendió ese español?"
- "En Chile, se nota ¿no? Porque la lengua va más lenta, de hecho parece que la lengua no existe" -y se ríe mientras exagera ese acento latino cansado- ¿Y qué hace aquí?"

De pronto me veo en ese punto en que no sé si decirle: "vale, encantada pero adiós" o, si por el contrario, espero y continúo la historia que la calle me brinda esta noche. Tengo que esperar a la guagua, así que..., y además, tengo curiosidad. 

- "Encantado, me llamo Guido.Yo soy fotógrafo. Bueno, fotógrafo de viernes a domingo y profesor de lunes a martes. ¿Y usted, trabaja en algo creativo?
- (¡Jolín con que soy creativa!) "No exactamente... pero me gusta escribir...".
- "¡Aha! ¡Eso! Vamos a hacer una sesión de fotos"
- "Aha!" - vamos a ver como continúa... Yo no digo nada, pero mi cabeza no para de trabajar. ¿Y por qué no? Por otro lado, pienso, a ver por dónde sale este hombre, ahora sólo falta que me diga, en bolas. ¿En su estudio? Ni de coña... Pero oye! Una sesión de fotos sería divertido... Pero eso de que te paren en la calle... Ángel y diablo me susurran al oído mientras lo miro fijamente, observando cada movimiento que hace mientras me sigue hablando, cada gesto, cada entonación... Intentando escanearle hasta las entrañas". 

Se ha llevado la mano al mentón. "Sí, podemos hacerla en un museo", y continúa con su sesión. "¿Tiene un vestido de un color?, bueno muchas chicas no tienen, por eso le pregunto. Porque en un museo los cuadros pueden ser coloridos, y con un vestido de un sólo color se hace contraste, aunque no tiene por qué ser negro", -continúa como si me hubiese leído la mente. 

"En el cuadro que más le guste. Pero tiene que ser con poco maquillaje, ¿eh? Eso es lo más importante. Porque, como le digo a mis compañeros, si las muchachas van todas pintadas, parecen todas muñecas. Lo bonito es la naturalidad, -sonrío- Eso, eso. Yo quiero esa mirada", -y me señala con el dedo índice la boca. Y acerca, su dedo a mi cara, y acerca más todavía su dedo a mi boca, y ¡coño! casi me mete el dedo en la boca. Yo retrocedo un paso y me parto de risa. 

- "Eso. Eso no se consigue con Photoshop. En los próximos dos meses es un pco difícil, pero a partir de febrero le llamo. Usted vive en Berlín y seguirá viviendo, ¿no?
- "Pues la verdad que no..."
- "Cómo... ¿Se vuelve? ¡No hombre! ¡Quédense en Berlín!

Guido sigue hablando, para mí ya ha llegado el momento de intercambiar los teléfonos e emails, de desear buenos deseos, de fotografiar por un  último instante su cara y perderme en la noche berlinesa. A la espera de quizás un email o una llamada...

10 de diciembre de 2012

Fuerte Despedida...

Poco a poco vamos cerrando el ciclo. Y, como no, para cerrar un año en condiciones hay que hacer ¡una fiesta de despedida! Aprovechar la ocasión para decir adiós a todas esas personas que durante todo un año me han acompañado, ayudado, escuchado, que me han seguido, que me han llamado constantemente, que me han levantado el ánimo, que me han hecho reir, en definitiva, todos aquellos que me han brindado su amistad y me han abierto su corazón. Y, la verdad, es un momento increíble, un chute de felicidad el ver a todos tus amigos a ¡juntos!.

Al final conseguí un sitio super chulo, a dos minutos de reloj de mi casa. Que me dejó llevar a mi la comida y me reservó una sala sólo para mi: Film Kunst Bar. Un bar-videoclub oscuro y cutre de Kreuzberg, pero lleno de encanto y sabor, a la vez. Un lugar que estuvo en boca de todos durante toda la noche.

A partir de las ocho cité a todo el mundo, pero como siempre intento estirarlo de alguna manera, invité a los canarios primero a casa para tomar unas birras mientras me ayudaban a preparar la comida: tortilla, sandwiches... comida de cumpleaños, vamos. Así que la pre-fiesta empezaba en casa a las cuatro de la tarde. Calentando motores para ¡¡quemar Berlín!! 

Los españoles: Roberto, Jose, Moneiba, Sira, Ricard y Daniel.
Con Axel y Franzi.
Gina e Ingo.
Con mis compañeras de piso: Domi y Jule.
Con Sara y Sira.
David y un amigo suyo.
Así entre pincho de tortilla, cerveza y tiramisú, me voy cambiando de sillón, para hablar con uno y con otro. La risa de Domi se oye en el sillón del fondo. David recién llegado se quita el abrigo y saluda. Ingo va a por una cerveza. Se oye a Roberto y Jose diciendo alguna burrada en canario profundo. Sira y Ricard se intercambian unas cuantas palabras en catalán. Axel se enciende un cigarro. Franzi coge una aceituna. Se va Julia pero llega Sara. Se oye a Jule hablando alemán con Moneiba, que asiente sin entender mucho lo que le dicen. El flash de la cámara ilumina la sala, una foto de Philip y Axel. Voy con Franzi y Gina al baño a ver la lo nuevo que se ha hecho Gina en su tatuaje, que ocupa toda su espalda. El amigo de David enciende una bengala y bromea con Jule. Alby llega del curro. Mone recibe una llamada: "Ele, que Pamela no viene". "¿De qué conoces al del pullover?". ¿Alguien quiere lentejas?
 
- "¿Y por qué te vas?", me pregunta Sira.
- "Bueno, ¡todavía me puedo arrepentir!"
- "Eso, mañana haces la fiesta del cambio de opinión", continúa Sara.

- "Tienes que decir unas palabras".
- "No, cada uno de ustedes me tiene que decir algo".
- "Yo sólo te diría que si te vas, será para mejor", responde Ricard.
 
Uno se levanta y enseguida alguien le quita el asiento, y así, hora tras hora, los sitios se van cambiando, y las parejas se van intercambiando, y se oyen mezclas entre español y alemán. Mientras de fondo, suena desde una cumbia hasta una canción rock.

¿Cambiamos de lugar? Venga, vamos a "la judía dorada".

Cual equipo de fútbol, salimos con ganas de mover el esqueleto bajo la música electro del antro que nos espera a un par de manzanas. Los cambios siempre son complicados, y por eso, algunos se pierden por el camino. Por un momento me siento como pastor en busca de sus ovejas, buscando donde quedaron los rezagados e intentando juntar nuevamente a todo el rebaño. Pero es imposible. Unos se despojan de los abrigos lo más rápido posible y saltan a la pista de baila. Otros salen despavoridos a la zona de las mesas para sentarse tranquilamente. Algunos deambulan entre los asentados y los eléctricos. Otros se van agobiados por el apretujamiento del lugar o cansados. Y algún otro rezagado, que ha tenido que trabajar, recién llega. 

Las horas siguen corriendo, y poco a poco, el grupo se ha ido reduciendo. Ya sólo quedamos los de la pista de baile. Es cierto que el sitio es un poco agobio, pero ¡la música está genial! Me fundo en la música, "chun-chun-chun!" con las manos en alto, con los ojos cerrados o abiertos, mientras me río con alguien o en silencio, mientras bebo un buche de cerveza.

Y de pronto...

- "¿Estás bien?"
- "Sí"
- "¿Seguro?"
- "Sí, ¿por qué?"
- "Joder, me acaba de llegar un mensaje de Ricard que le llame por favor, que es una urgencia. Salí para llamarle pero no me lo coge. Y me he rallado...".
- "... pues no sé... La verdad que es raro..."
- "A lo mejor es que se les olvidó el abrigo".
- "Pero en ese caso te lo hubiera escrito, ¿no? Jolín me has pasado la pelota...
- "Espera que me está llamando de nuevo, ¡ahora vengo!".

Sigo moviéndome al ritmo de la música, hasta que de pronto, veo de nuevo a Alby, con un gesto amargo en el rostro que me indica que nada bueno ha pasado...

- "¿Y? ¿Conseguiste hablar con ellos? ¿Qué pasó?"
- "Sí... Una movida... ... ... Que salieron del bar, y dos tíos les metieron una paliza y le robaron el bolso a Sira. Ahora están en la comisaría declarando. La cosa es que les robaron las llaves y no pueden entrar en la casa. Así que tienen que llamar a un cerrajero para que les rompa la cerradura y no tienen un duro porque, claro está, también les robaron las tarjetas, ¿quién me acompaña?".

Como pueden cambiar  las cosas tan rápido y tan drásticamente. En un segundo te estás partiendo de risa, bailando y tomando un trago. Y al otro, te encuentras en el banco sacando dinero y cogiendo un taxi lo más rápido posible, con la duda y el miedo de no saber en qué "estado" te vas a encontrar a tus colegas. Nos preguntamos cómo habrá pasado y repetimos por qué le ha tenido que pasar precisamente a ellos, una pareja de lo más tranquila.

Llegamos, y escuchamos como Ricard nos cuenta lo qué ha pasado en una nebulosa de palabras afectadas por el shock del momento, y mientras emite quejidos cada vez que hace algún movimiento, porque le han molido a patadas.

Salieron del bar, iban de camino al metro, y unos tíos empezaron a meterse con ellos (de palabra). Continúan andando. Pero los tipos, que tienen ganas de fiesta le meten las manos en los bolsillos. Ricard les dice que le dejen tranquilo. Y, sin saber cómo, puñetazo en la cara, las gafas salen despedidas. Se intenta defender pero con el hielo, se resbalan al suelo. Aunque su cabeza intenta buscar una salida, ahora está tirado en el suelo, protegiéndose la cabeza con los brazos mientras el tipo no para de pegarle patadas donde le pille: en la espalda, en la cabeza...

Sira, por su parte, también ha recibido un puñetazo que le ha roto un diente (gracias a dios, sólo una esquina que apenas se le nota) y está empotrada contra la pared, mientras forcejea y ve como machacan a Ricard.

Gracias a dios es una calle concurrida, y gente de los alrededores, al escuchar sus gritos, se acerca. Los insanos, jalan del bolso y salen corriendo.

Unos segundos... Sólo unos segundos que desencadenarán horas y días de papeleo, desembolso de dinero, molimientos y a saber qué miedos... Pero, sobre todo, impotencia y rabia.

Después de una hora, Sira sale de dar declaración.

"Eran turcos, uno era alto y otro bajo. ¿La cara? yo de las caras la verdad no me acuerdo, lo único que recuerdo era la bota del cabrón ese, que me la vi venir un par de veces. Y justo hoy le decía yo a mis alumnos lo segura que me siento en Berlín y lo segura que es la ciudad. Me cuesta respirar... Es una situación más rara... no sé ni cómo empezó... te ves ahí... Yo de pronto vi que Ricard no tenía gafas, y me puse a buscar las gafas como una loca ¡dónde están las gafas! menos mal que no se rompieron. La gente nos llamó a la ambulancia y a la policía. Muchas gracias por venir, sino no sé que hubiera sido de nosotros. El tipo de la ambulancia me dijo que si empezaba a ver doble o me entraban ganas de vomitar que fuera enseguida al médico. Yo estaba en el suelo y mi cabeza no paraba de pensar, cómo hacer para defenderme, para pegarle al tipo, pero no podía hacer nada... No te debiste dar la vuelta... El que vino a por mi era más gordito y un poco más alto que yo..."

Todos son flashes y un batiburrillo de imágenes y sensaciones. Sin embargo, y a pesar de todo, todavía queda mucha noche por delante.

Hay que desactivar las tarjetas, pero tenemos problema con los móviles. Uno no tiene carga, otro no tiene saldo y el mío tiene problema con la señal. Llegamos a casa y está la policía pero no el cerrajero. La policía se va y nos quedamos esperando al cerrajero. Seguimos dándole vueltas a las cosas y, de pronto, cuatro coches de policía. Se bajan los polis serios y veloces, con la mano agarrando las pistolas enganchadas a sus cinturones.

- "Buenas noches. Ha habido un robo en el patio interior. ¿Han visto a un tipo con chaqueta blanca? ¿no? Y por cierto, ¿qué hacen aquí, de dónde vienen si se puede saber?".
- "Pues es que nos han robado el bolso y estamos esperando al cerrajero para que nos rompa la puerta..."
- "¿Pero han llamado ustedes a la policía?"
- "No, pero nos han robado..."
- "Nosotros venimos a otra cosa. Ahora nos ocupamos de ustedes".

Y se esfuma. A los dos minutos, todos los coches han desaparecidos. ¿Y? Me quedo rumiando... ¿Cómo puede ser que hayan robado en una casa, que les hayamos dicho que nos han robado el bolso -donde están las llaves de la casa- y que ni siquiera nos pregunten el piso donde viven Sira y Ricard? La mosca no se me irá de la oreja hasta que el cerrajero no perfore escandalosamente la cerradura y vea que todo está en orden. ¡Lo que nos hubiera faltado!

Mientras el chico cambia la cerradura y nos cobra 300 pavos por el servicio (¡95% más caro por ser fin de semana!), cancelamos las tarjetas españolas, las tarjetas alemanas, bloqueamos los teléfonos y preparamos un té para calentar un poco la noche, que hace ya un buen rato que nos ha helado a todos hasta la médula.

"Cuanta maldad hay en el mundo, ¿no?. ¿Qué vida tendrán esa gente? Yo creo que no nos querían robar... No me puedo mover. Yo fíjate, no les tengo ni rabia a los tipos esos, sólo estoy molido, pero no les tengo rabia, más bien me dan pena. Pues yo sí tuviera un palo, si que les daba un buena hostia. ¡Madre mía! qué Navidades vamos a tener... Lo que no nos pase a nosotros... Esta es la segunda vez que me atracan, la primera vez fue en Washington a punta de pistola, ¡qué susto! Yo los vi venir... Lo peor es la impotencia de no poder defenderte. Tómate un Ibuprofeno y mañana será otro día. Mañana no me voy a poder mover de la cama... Ahora entiendo el dicho 'estoy (molido) como si me hubieran dado una paliza".

30 de noviembre de 2012

¡Libre!

Y por fín, Freiheit! ¡libre! Schluss! Cierre de una última etapa turbulenta. Ruhe!

Tras la caída de los castillos de arena en el departamento de ventas, todo ha ido cuesta abajo y sin frenos. De lunes a viernes esclavizada a hacer nada. Llegar al trabajo y preguntar día tras día si tienen algún trabajo que pueda hacer.

Le pregunto a mi compañero de departamento:
- "mmm... Yo no tengo nada para ustedes... Pregúntale al jefe de Marketing".

Y de rebote: "pregúntale a la asistente de marketing".

Le pregunto a la asistente de marketing. Y me da trabajillos que acabo en horas (que intento estirar) o en un día máximo, y al día siguiente volver a empezar de cero. "¿Alguien tiene trabajo para mi?".

Ya he buscado información con todo lujo de detalle sobre ferias de turismo en alemania y a nivel mundial, he calculado en Google la distancia de nuestros hoteles con los puntos más importantes de Berlín, he hecho tablas de Excel que sumen, resten y multipliquen cantidades para un inventario, he ordenado papeles en carpetas, he limpiado y he hecho la mudanza de tres despachos. También he empaquetado unas 70 agendas con papel de Navidad, y he visitado durante dos días clientes con mis compañeros para darle el presente de la empresa y desearle buenos deseos y... y... y ¿de resto? Y de resto he estudiado en la oficina. 

La última semana he hecho huelga y no he preguntado "qué" tienen para mí, sólo he esperado a que NADA pase, y simplemente he aprovechado el tiempo con mis cosas de la universidad mientras gente entra y sale del despacho donde me siento.

Mi cabeza de vueltas día y noche, me machaca cual diablo envenenado sobre si esto es lo que quiero. Si me pido una baja la última semana, o las dos últimas. De cómo voy a pedirme una baja. ¿lumbago, el dedo del pie que todavía me molesta, una gripe, la verdad? O si aguanto hasta el final para acabar bien. Si me espero a que venga la nueva jefa de marketing que empieza en diciembre, y que a lo mejor nos da trabajo y todavía tengo posibilidades de aprender algo...

Y, finalmente este miércoles, la gota que colma el vaso.
- Jefe de Mk.: "Hola chicas. Frau Makeswaran, usted está hasta finales de diciembre, ¿verdad? y usted Frau Navarro, hasta el 15 de diciembre, ¿cierto? Tengo una noticia para ustedes: las oficinas de la Central se tienen que cambiar de edificio... y por tanto hay que hacer la mudanza de todas las cosas. El viernes van a comprar cartones y a partir del lunes empiezan a empacar". 

Mastico mi rabio, mientras respiro hondo, asiento con la cabeza y le miro fijamente. No me lo puedo creer. Pero es lo que me faltaba para dar el paso que me rondaba por la cabeza: me voy a pedir la baja de las dos últimas semanas, sí o sí.

Cinco minutos después, el jefe de marketing me llama a parte. Yo pienso que me va a preguntar porque estoy tan seria o de tan mal humor. Pero, cual no es mi sorpresa, que me ofrece un nuevo puesto de trabajo en otro de los departamentos, el de calidad.
- "Frau Navarro, tenemos una buena impresión de usted, por eso se lo ofrecemos. Es un departamento bonito, no sé si sabe de qué va. Es el que va a los hoteles y chequea que todo está bien, pero también tiene mucha parte de escribir. Redactar los informes y las normas de la casa, y eso sería un poco más difícil".
- "¿Sería con las mismas condiciones de trabajo?".
- "No sé qué condiciones tiene usted... Pero se lo piensa, me dice la próxima semana o la última, y ya después hablamos del contrato". 
Tiene prisa, zanja la conversación rápido. Y me deja a mí con la pregunta en el aire.

Por unos segundos, estoy confusa. Dudo. Pero no me hace falta mucho para volver a la realidad. Mi compañera me recuerda que la chica de prácticas que estaba en ese departamento se la pasaba todo el día sola y haciendo fotocopias. Y vuelvo a recordar las dos semanas de mudanza que quieren que hagamos... ...

Pero ¿¿qué le digo al médico??:
- ¡Lumbago! que te dan dos semanas seguro.
- ¡El ñoño! Es la excusa perfecta, porque ya fuiste al médico. Tu dí que todavía te duele.
- Y de un alemán: "lo mejor es que digas la verdad. Qué es lo que te pasa en el trabajo. Y en principio no te tienen por qué poner ningún problema". 

Sí, mejor la verdad.

Respiro hondo. Va a ser un día intenso... Me cuesta horrores levantarme, pero salto de la cama pensando que hoy puede ser mi último día. Desayuno, y salgo sin maquillarme, para meterme en el papel y que se me vean las ojeras

Voy andando al médico que me queda más cerca de casa, mientras practico mi discurso.
- "Bueno, no sé por dónde empezar... porque la verdad que no me duele en ningún lado. Es un problema del trabajo, llevo un año (...)".  No Elena, empieza con lo que te pasa, que por ahí el tío te corta y no te da tiempo a decirle qué te pasa. No te enrolles.

Empieza de nuevo: "No sé por dónde empezar... porque la verdad que no me duele en ningún lado. No duermo bien, no tengo hambre, tengo ganas de vomitar, estoy de mal humor..." - Ay madre, y si te dicen "¿Señorita me está pidiendo una baja? ¿Usted quién se ha creído?". Qué le digo, pues mire sí. No, no, mejor que le digas que no sabes qué hacer y que vas al médico a ver que es lo que opina él.

"(...) y la verdad que no sé que hacer... porque se supone que estoy en el departamento de ventas y me tienen todo el día limpiando y recogiendo..." - Ay Elena, y si te "abren un expediente", ¿se puede hacer eso?, que llamen a la empresa y que le digan que me he intentado "escaquear"... 

Bueno, si no me la dan en este médico, voy al siguiente que tienes apuntado. Y a último remedio, como última alternativa voy al ortopeda otra vez. Que con el frío este, y antes de ayer que estuviste todo el día con los pies mojados, te está dando el coñazo otra vez...

Elena, como diría tu madre, "parece que vas al matadero". Y es que, la verdad, "tengo cara de cordero degollado...".

Me siento en la sala de espera, intentando leer algo, pero mi cabeza se pierde sola viendo como entran pacientes y salen médicos, y ensayando la retaíla...

"Frau Armas Navarro, sala 1".

- "Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
- Me voy a derretir de los nervios en la silla..."Pues. no sé por dónde empezar... porque la verdad que no me duele en ningún lado..." Y de pronto, todo el estrés y este sentimiento que he estado reprimiendo me sale sólo, y sin controlarlo, me echo a llorar. Ahora al contrario, intento parar las lágrimas, pero no puedo. No estoy sobreactuando, es cierto que tengo problemas de sueño (¡yo! que siempre duermo como un tronco), que no tengo hambre, que estoy de mal humor y triste, decepcionada. Es cierto que cuento los días para que se acabe esta última etapa sin sentido. No tengo que exagerar porque me siento utilizada e infravalorada... Y hasta que no me siento frente a la médico, no me doy cuenta del peso y la presión que tenía dentro. Me tranquiliza y me dice que me va a dar de baja dos semanas. Que lo que necesito es "tranquilidad", que me tome estas dos semanas de relax, y que si después de dos semanas no estoy mejor que vuelva. 

Me siento avergonzada por los mocos que le he echado a la señora, pero parece que poco a poco todo va saliendo... Y además, no van a ser las únicas lágrimas que suelte en el día. Nada más llegar a casa, en medio shock, sin creerme todavía que he conseguido lo que tantas horas me ha quitado el sueño,  veo a mi compañera y me echo a llorar otra vez...Oh man! Parece que necesito echarlo todo... y me dejo llevar... Así poco a poco me voy haciendo fuerte otra vez, y suelto la mierda para coger energía para el último paso que me queda: ir a la oficina y despedirme.

Aspiro humo, escucho a mi adorado Albinoni para alcanzar ese punto de tranquilidad y fuerza que sólo esta melodía consigue... Intento que no se me note el tembleque de mi mano y aclaro la garganta.

Entrego el papelito mágico, y le pido a mi jefe de marketing cinco minutos.
- "En verdad no tengo mucho tiempo, pero si es importante, por supuesto que tengo cinco minutos para usted."
- "Le quería decir que ya he tomado una decisión sobre la oferta del departamento de calidad, pero lo voy a rechazar. No sólo eso, a partir de hoy no vengo a trabajar más, ya lo he hablado con el departamento de personal".
- "¿Le puedo preguntar por qué?".
- "Usted ya sabe por qué... He estudiado periodismo, estoy estudiando turismo, tengo idiomas y otras cualidades y me la paso limpiando y ordenando carpetas. Y, lo siento, pero mi tiempo de limpiar y hacer agujeros ya se acabó. He aguantado un mes con la esperanza de que las cosas cambiaran. Pero, lo siento, no puedo más. No puedo más. Durante el último mes, he tenido que preguntar diariamente si tienen trabajo para mi. He hecho mucho para estar aquí, para estar en ventas, pero no así".
- "Frau Navarro, también ha hecho otras cosas. No es cierto que sólo ha ordenado, también ha hecho el trabajo de las ferias... (...) Le entiendo, pero entienda usted también nuestra situación. Su incorporación en marketing no estaba prevista, ya hay una compañera y dos practicantes, por eso dijimos que fuera a ventas, que hay mucho trabajo. Lo que justo ha coincidido con que despidieron al jefe de ventas y nadie estaba ahí. Y yo no puedo ocuparme de todo porque es final de año, tenemos que hacer las cuentas de 2013, los eventos de Navidad, ahora entra la nueva jefa de marketing, también la incorporación de los nuevos directores de los dos hoteles en Berlín..."
- "Tiene razón. Yo eso lo sé y lo entiendo. Pero espero que entienda también mi situación. Le he dado muchas vueltas a esta decisión, pero si la tomo, es porque además sé que no va a cambiar".
- "Ciertamente no... La próxima semana con la incorporación de la nueva jefa... y la mudanza..."
- "Yo haría la mudanza si sé que me voy a quedar seis meses más, y sé que existe un objetivo, una posibilidad de tener un proyecto... Pero me voy el 14, y no me aporta nada... Y sé, como usted me dijo, que alguien lo tiene que hacer, pero yo no soy una practicante, tengo 27 años, y yo ya quiero otra cosa. Espero que lo entienda".
- "Ha sido un mal momento, por todo los cambios, porque los practicantes aquí no sólo limpian, pregúntele al compañero de marketing que lleva dos años con nosotros. Ahora, también le digo, that is life. Así es la vida... Hay cosas que pasan, que no están previstas, y que no se pueden preveer. Entiendo como se siente. Pero... Si hubiera venido a principios de enero, las cosas serían distintas. Y si más adelante se lo piensa otra vez, en verano, sí que la situación estará mejor, eso sí, en ventas. Quizás por su formación, el trabajo en marketing se adapta más a usted, pero le digo que no hay vacantes. De todas formas, sí ya tomó la decisión...
- ...
- ...
- Gracias por todo, de todas formas.

Y último paso, adiós a mis compañero:
- "No me sorprende tu decisión"- aunque la cara de mi compañero, cuando le doy la noticia, no dice lo mismo-. "Te vas el 14, y son sólo quince días. Además, no vas a tener ningún proyecto... sólo la mudanza. Es lo que tienes que hacer, sino te llena... hay que buscar otra cosa. A mi novia (que también trabaja en la empresa) le dije lo mismo. Todas las tardes se quejaba en casa y le dije que si no era feliz que buscara otro trabajo. Y bueno, yo tampoco estoy contento, ¡lo que pasa en esta empresa no me ha pasado nunca! pero tengo la esperanza de que con la nueva jefa todo vuelva a la normalidad y que pueda aprender más. Y si no es así, mi contrato es hasta abril..."

- "Ay Elena... te voy a echar de menos..", me dice mi compañera que me ha tomado como su mentora. Y que me tiene un respeto y cariño, que me entraña ternura.

Al final me da pena y todo. Pero ¡dios! ¡¡es como si hubiera vomitado una tonelada de piedras que tenía dentro!! Puede sonar exagerado, pero me siento tan, pero ¡tan bien! De vuelta a casa en bicicleta, hasta la ciudad me parece más bonita. Y dejo, mientras pedaleo, que el aire frío termine de vaciar mi mente y mis neuronas.


Para dar fin a este día, aunque sólo es la una del mediodía, me meto en la cama. Escucho música y dejo que el cansancio típico después del estrés haga su efecto somnífero. Cuando me levante, será como un nuevo día. Empecemos brindando y perdiéndonos en la noche...

18 de noviembre de 2012

La guinda...

Y a punto de cerrar el año... ¡la guinda de las visitas a la capital germana! NATY!!!

Iba a ser un fin de semana escueto ¡pero intenso! ¡¡porque mira que nos cundió!! Sobre todo para hablar, hablar y hablar. ¿Quizá por eso nos miraba tanto la gente? Con estas visitas una se carga las pilas. Como me decías, sister, "qué bueno es tener amigos"...

Porque eso sí, no nos despegamos ni para dormir!! ¡literal! Ahí apretujaditas en 90cm ;)

La primera noche había que coger turno para ponernos al día en vivo y en directo, que nos hacía una falta... La segunda cenita en casa con Jose, Moneiba e Ingo, para después salir de marcha con mis compañeros de trabajo, que me hacía ilusión que conociera a mi gente.
De izquierda a derecha: Franzi, yo, Naty, Ingo y Gina.
Naty con Franzi y su compatriota colombiano, Ingo.

Las niñas.
Y después de disfrutar la noche hasta las tantas... a cargar las pilas con un desayuno ¡a lo grande! (mmmm... ¡me está entrando hambre de sólo pensarlo!)

Listas para pedalear toda la ciudad: Potsdamer Platz, la puerta de Brandenburgo, Alexanderplatz, el barrio judío, ...

Simplemente disfrutando de la ciudad a dos ruedas, ¡como más le gusta a la invitada!, y de nosotras. Porque como Naty ya conocía Berlín, nos pudimos dedicar a la vida disoluta del mirar y comprar, del toquetear todo en las tiendas, de probar e investigar sobre un masajeador de cabeza o una almohada hinchable para la bañera... jajaj!! ¡hubiera sido para grabarnos, tiradas en el suelo o en los sillones del lugar! probando si era cómoda o no...
Compritis aguda.
E inauguramos los mercadillos de Navidad que me recuerdan que ya no queda nada para vernos!!
¡Que no falte el machango verde!

El Oso de la Libertad
Y por supuesto... ¡la foto de rigor!

Y para matar el frío y evitar la gangrena de los dedos (porque con la bici se nos congeló hasta el alma), un chocolate calentito que estaba para morirse. Pero bueno, ¿nos confesamos Naty? ... ... 

No sólo tomamos un chocolate caliente... sino que también pedimos un helado de chocolate y avellanas. Jarl! Sí, sí... han oído bien, ¡¡¡chocolate caliente y helado!!! La cosa es que la chica que nos atendió era una vendedora nata, y no sé como llegamos al punto en que nos dió a probar esos helados italianos que... no nos pudimos resistir!!! jajajajaja!!! ¡¡¡Pero qué bueno estaba!!! ¿Te vienes el próximo finde fea y repetimos?

Bea, ¡te hubiera encantado!

Ñam!
Esto son sólo algunas fotitos de recuerdo, el resto del fin de semana queda en nuestra memoria... Algunas palabras se congelaron en el alfeizar de la ventana, otras se las llevó el viento y otras quedarán siempre en nuestros corazones.


¿A dónde van los besos que no se dan?

No todos se pierden...
¡Un beso para todos!

12 de noviembre de 2012

Cambios, ¡y más cambios!

Me decías Bruder (hermano) que "Dios los cría y ellos se juntan", pero yo ahora le añado: "y el hombre los separa". Pues mi jefe enrollado ¡ha durado menos que un telediario! La misma semana que les escribí sobre mi nuevo trabajo en Ventas se lo cepillaron. Llevaba una semana entera en Dresden, Saranya y yo nos lo encontramos en el garaje (pues íbamos a seguir con nuestro trabajo de espías), le dimos la bienvenida y no lo volvimos a ver más. 

Mi compañero nos dió la noticia de que "a la empresa no le gustaba su forma de trabajar" y como estaba todavía dentro de los seis meses de prueba, lo pueden echar sin motivo aparente. La nueva jefa viene a principios de diciembre. De forma que ahora estamos como en tierra de nadie.

Mi compañero nos controla pero no es el jefe. Y en la cúspide de la pirámide está el jefe de Marketing, pero está en otro departamento/oficina y no se preocupa por nosotras. De forma que entre uno y otro no nos hacen mucho caso... Y todavía estamos esperando (hablo en plural por mi compañera) a que vean en lo que hemos estado trabajando hasta ahora, y así estamos mendigando trabajo para que nos manden algún "nuevo proyecto" como les gusta llamarlo a ellos. "Necesitamos recoger esta habitación, esto se queda aquí, esto va al trastero, esto se manda al hotel de Stuttgart por correo... Esto puede ser un bonito proyecto para el viernes", no pude contenerme una risa... "Bonito" dice...

Además, mi compañero está más raro... El ambiente está espeso en el trabajo, y el buen rollo que habíamos avanzado desde la última vez, ha retrocedido unas cuantas millas... 

Sí, sinceramente pienso más en acabar que en aprovechar, porque nadie nos tiene en cuenta. Así que sí, ya está tomada la decisión: ¡me vuelvo! No es nuevo, pero había dejado una puerta abierta por si me pudiera quedar en este puesto, pero visto lo visto... El billete ya lo tengo desde septiembre, y me lo he comprado sólo de ida. El 19 a Madrid y el 21 a Las Palmas.

El verano ya queda lejos, y los árboles ya están casi pelados. Desde la cocina, ya no se ve la frondosa vista. Hemos pasado de los verdes a los ocres, y ahora a los bracitos desnudos que ven llorar casi todos los días a ese cielo gris que, en esta época del año, se transforma en noche a las cinco y poco de la tarde. Todavía no hace un tiempo gélido, bien al contrario, el fresco es agradable para quitarse las legañas por las mañanas o aminorar una resaca inminente en una madrugada de fiesta.

Y como las estaciones, nosotros también cambiamos. De vida, de rumbo, de destino o de parecer. Mi compañera Katja se mudó el fin de semana pasado a Düsseldorf por un trabajo.
Katja (izquierda) y Jule (derecha).

Pero unos se van y otros vienen. Así que el mismo día que Katja recogió sus maleta, Domi (mi nueva compañera) deshizo las suyas en el cuarto vacío y ya se apoderó de su pequeño huequito con sus carcajadas. En la foto no la van a ver, pero ¡es que es la única que tengo!

Domi es la de la izquierda.
De fondo, algo no cambia, se sigue escuchando la música que sale de los dedos de Jule. Esas notas de piano que siguen embrujando los rincones de este hogar.

Y por cambiar, también se puede cambiar ¡de colchón! Eso tuve que hacer el mes pasado. La chica que me alquiló la primera habitación me dejó su colchón pero se lo tenía que devolver en octubre. Y así hice. Esta vez, el nuevo colchón que conseguí (gracias a José) no lo transporte ni en carrito ni en un Smart, sino en Metro con la ayuda de Albicolchón... 

Va a ser cierto eso que dicen que "el hombre es un animal de costumbre". Este colchón es de 90, no grande como el otro, y durante la primera semana me estuve despertando de madrugada porque estaba en el filo de la cama, a punto de caerme.

De pronto me despierto en la madrugada, la luz de mi cuarto se ha vuelto a encender sola... Hoy paso de levantarme y me escondo debajo de las sábanas hasta volver a pillar el sueño, ese que últimamente se me resiste tanto.

Buenas Noches...

"El cambio es la única cosa inmutable" - Schopenhauer.